Plaza de la revolución

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jueves, 14 de junio de 2018

Antonio Maceo, nuestro Titán de todos los tiempos

Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 14 jun.— No se nace siendo grande, ni héroe, ni Titán, esas son virtudes humanas y atributos que se van adquiriendo poco a poco en la vida, tal y como un herrero va forjando en el fuego a golpe de martillo un pedazo de metal para convertirlo en un objeto hermoso y útil.

Y así pudiéramos describir la vida de este progenitor de la familia Maceo Grajales, que nació el 14 de junio de 1845 en Santiago de Cuba y al que pusieron por nombre Antonio de la Caridad.

Dicho nacimiento no fue recogido en la crónica social de los periódicos de entonces por dos razones obvias: en primer lugar, el niño que había nacido era pobre, y en segundo lugar, era mulato.

Antonio Maceo cursó solo la enseñanza primaria, nivel que se le permitía a los niños negros en esa época. Pero su mayor educación la adquirió y consolidó en el hogar, conde un padre y una madre ejemplares, le inculcaron los valores éticos y morales, que han de guiar el actuar de los hombres a su paso por la vida.

Desde muy joven, Antonio de la Caridad tuvo que trabajar y en ese sentido su mejor maestro fue Marcos Maceo, el padre, y en la madre, Mariana Grajales, tuvo la enseñanza del amor a la patria y la voluntad de hacerla libre a cualquier precio.

Por eso al iniciarse la primera gesta independentista, en octubre de MIL 868, Antonio Maceo estuvo entre los primeros en marchar al combate, donde con su brazo y mentes fuertes, como lo dijera José Martí, fue ganando grados hasta el de Mayor General, con el cual protagonizó su heroica protesta por el ominoso Pacto del Zanjón, lo que lo hizo a partir de entonces más grande para su pueblo.

Maceo, convertido ya en héroe, siempre tuvo fe en la victoria y por eso, en 1895, al reiniciarse la guerra por la independencia regresó a la patria a ponerse al frente de su aguerrida tropa para llevar hasta el occidente del país y adquirir el grado de Lugarteniente General del Ejército Libertador, solo por debajo del Generalísimo Máximo Gómez.

Al morir el 7 de diciembre de 1896, en el combate de San Pedro, Antonio Maceo tenía 51 años de edad. Nació el 14 de junio de 1845 siendo un desconocido y se fue de la vida siendo grande, héroe y Titán. Perdió la Revolución cubana su figura más excelsa, pero ganaron la patria y su pueblo, un ejemplo insuperable que lo hace vivir eternamente.

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