Plaza de la revolución

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miércoles, 24 de julio de 2013

El Moncada de la gente

Texto y Fotos Dilbert Reyes Rodríguez y Eduardo Palomares Calderón

Si algo ha demostrado Santiago de Cuba —mejor dicho, la gente de Santiago—, es que los 60 años del asalto al Moncada no podían quedar en los límites estrechos de la frase "en ocasión de cumplirse un aniversario más".

Demasiados asuntos requerían en esta urbe la inspiración real, práctica, palpable, de la acción heroica que el 26 de Julio de 1953 estremeció la madrugada.

Para superar lo que aquí se vivió después del Sandy, ciertamente había que inspirarse a fondo en el noble altruismo de los hombres de aquella Generación, para tener la fuerza suficiente de volver como cada día al trabajo, a reconstruir "primero lo de todos, y en el tiempo que quede, lo mío".

Así lo dijo, textualmente, Alberto Valiente, un hombre sencillo que a las nueve de la mañana de ayer no le cabía más sudor en su overol; pero a esa hora y con solo una escoba, ya tenía relucientes calles, aceras y jardines de al menos 400 metros alrededor del muro del Moncada; subiendo por la restaurada Avenida de los Libertadores y doblando hacia la histórica Posta Tres.

Valiente —quien hace cinco años es el mejor obrero de los que en Comunales atienden áreas verdes— sin querer nos dio la mejor respuesta para un pregunta que nunca le hicimos, pero que desde ese momento usamos, a fin de comprender cómo Santiago se sacudió tan pronto la tragedia y comenzó a lucir el esplendor de una ciudad casi nueva.

¿CUÁL ES TU MONCADA?

Con esta pregunta en ristre, Granma cruzó la flamante Avenida de los Libertadores, hacia el parque Abel Santamaría. Allí, justo debajo del monumento-fuente dedicado al segundo jefe de la acción, Omar Baró se empeñaba en dejar como un espejo el granito de la base escultórica.

"Nunca había estado tan vinculado al Moncada como en estos últimos meses. Soy granitero por cuenta propia y estoy contratado en las obras de restauración. Trabajando aquí supe de verdad la trascendencia del lugar y lo importante que era terminar a tiempo. El ciclón desbarató parte de mi casa, me dejó mucho por hacer allá, pero primero está el compromiso con la obra. Mi Moncada es cumplir aquí, aunque siga en mi casa después del 26".

Niuvis Fernández, por su parte, tiene la suerte de vivir en un edificio sólido que apenas sufrió los embates del Sandy; sin embargo, no pudo contener el llanto cuando a los dos días llegó a la histórica Escuela Normal, la hermosa institución donde estudiaran Frank País y Floro Pérez, y que ha sido su otra casa por 17 años.

"Los árboles rompieron algunas partes del edificio, casi toda la teja voló, no quedaron cristales en las ventanas y hasta una pared interior se fue al piso. Desde entonces supe que ese iba a ser mi Moncada. Junto al resto de los trabajadores nos batimos rápido y asumimos todo lo que no dependía de los constructores. Gracias a ese esfuerzo unido, hoy la escuela quedó terminada y yo me siento feliz, muy feliz, porque también he sido escogida entre los diez mil santiagueros destacados que participarán en el acto central".

Más lejos del área monumental 26 de Julio, donde la vista no alcanza ninguno de los edificios vinculados a la acción, miles de hombres y mujeres incorporan a su cotidianidad el motivo del Moncada.

Si no fuera así, ¿cómo hubiera podido Alberto Vera, estibador del puerto, reponer una parte del techo de su casa sin dejar de trabajar? "Tuve que dividir el tiempo entre las dos cosas: trabajar las ocho horas en el puerto, y después dedicarme a mi casa".

"En el puerto tenía muchísimo que hacer, primero ayudar a recuperar todo el destrozo, evacuar las mercancías, y luego empezar a descargar los barcos fondeados en la bahía. Desde ese día supimos que el trabajo iba a ser más duro que nunca, con tantos barcos entrando con recursos, alimentos, buena parte de los materiales de la construcción usados en la reconstrucción de Santiago.

"Yo sé que este ritmo no va a terminar por ahora, por eso sigo dividiendo el tiempo entre el puerto y mi casa, esos son mis dos Moncadas".

Así se mueve por estos días la ciudad. Todo lleva el sello de la Gesta Moncadista. Se nota en avenidas asfaltadas, calles señalizadas, fachadas repintadas, ventanales repuestos, árboles y jardines en retoño.

También se vive el Moncada en la gente que reconstruye su casa, en quienes no han empezado porque todavía no alcanza el recurso, pero confían y esperan sin cruzarse de brazos, cada uno en su puesto de labor.

Recuerda Museo Granjita Siboney a asaltantes al "Moncada"


Por AIN

El Museo Granita Siboney dedicó su aniversario 48 al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque (1927-2009), asaltante al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y máximo inspirador de esa institución cultural.
  
Yanet Alina Camejo, periodista del semanario provincial Sierra Maestra, disertó sobre la presencia del destacado revolucionario en Santiago de Cuba y las huellas que dejó en la cultura y, en particular, en monumentos y sitios históricos.
  
La ocasión sirvió para reconocer a José Quiala Hernández y José Emilio Camejo, combatientes de la Revolución, quienes trabajaron junto a Almeida Bosque en tareas del Partido Comunista de Cuba y los unió una profunda amistad.
  
También se escucharon piezas musicales del querido Comandante, como La Lupe.
  
En esta jornada, fue depositada una ofrenda floral ante el monumento erigido, muy cerca, a Abel Santamaría Cuadrado, segundo jefe de la acción del "Moncada".
  
Para la institución cultural, Monumento Nacional, julio es un mes de intensa actividad; entre las propuestas, figura la muestra al público de fotografías de Agustín Díaz Cartaya, creador de la Marcha del 26 de Julio y asaltante al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.
  
Además, habrá charlas con pioneros que participarán en el asalto simbólico a la antigua fortaleza santiaguera de la dictadura y la Ruta de Verano, desde el museo hasta otros sitios de valor histórico en la zona campestre.
  
Conocida por Villa Blanca, por el color de sus paredes, la finca fue escogida por Fidel Castro y Ernesto Tizol para instalar una supuesta granja avícola, que sería el cuartel general de los revolucionarios participantes en la gesta del 26 de Julio.
  
En los gallineros se ocultaron los autos; y en el pozo, las armas y los uniformes.
  
Desde ese lugar, en la carretera de Siboney, partieron directamente aquellos jóvenes de la Generación del Centenario, aproximadamente a las 4 y 45 de la mañana, a tomar el cuartel.

Presentado libro sobre militar que salvó la vida de Fidel

Por María Antonia Medina Téllez

El libro Las ideas no se matan, en reconocimiento a Pedro Sarría Tartabull, quien salvó la vida a Fidel Castro, fue presentado en el remozado parque biblioteca-museo Abel Santamaría, de Santiago de Cuba.
  
En la antigua sala de enfermeras del Hospital Civil donde se celebró el juicio a Fidel en octubre de 1953 por los hechos del Moncada, fue mostrada la primera edición del volumen escrito por Enrique Pardo Galindo,  ante familiares del honorable militar, combatientes de la Revolución e intelectuales del territorio.
   
La doctora Olga Portuondo, Historiadora  de la ciudad, recordó que Sarría (Cienfuegos 1900-La Habana 1972), siendo entonces teniente del ejército de Fulgencio Batista, impidió el asesinato del  jefe del Movimiento 26 de Julio y sus compañeros, tras el asalto a la fortaleza de la tiranía.
    
Indicó la especialista que a 60 años de haberse pronunciado la frase que da nombre al libro, era inminente honrar su figura y publicar cómo y por qué fue capaz de salvar la Revolución, al proteger a su máximo líder.
    
Las ideas no se matan, publicado con el sello de la editorial Oriente, tiene en el prólogo citas del libro Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet,  y responde interrogantes sobre la vida del oficial, desde su niñez, estudios y desempeño militar, apoyados con material gráfico y testimonial.
   
Pardo Galindo manifestó que la idea de hacer el texto le surgió desde 1960 cuando Sarría, su suegro, le contaba sobre su vida y sin autosuficiencia le confesó que él captó lo que Fidel decía a los estudiantes en la Universidad de la Habana, donde lo conoció.
   
El autor evocó la admiración del militar, además, por José Martí y Antonio Maceo durante toda su existencia, la cual  llevó con humildad y sencillez hasta su muerte.
   
Fue el primero de agosto de 1953 cuando un pelotón comandado por Sarría sorprendió a Fidel y dos de sus compañeros en un bohío de la serranía cerca a la ciudad, y con una actitud digna y valerosa se enfrentó a sanguinarios esbirros que planteaban la eliminación del jefe revolucionario.
   
Esto le conllevó represalias del régimen, y al triunfo de la Revolución es llamado al Ejército Rebelde, que le reconoció sus méritos y lo ascendió a capitán.
   
El próximo día 25, en un área del Museo 26 de Julio, ubicado en la otrora fortaleza, develarán un  busto a su memoria en lo que será la plaza Sarría, rodeado del camión en el cual Juan Leizán -su propietario-, transportó a los asaltantes, y una escultura de José Martí.    

Reabrirá hoy Hotel Rex, sitio de alojamiento de moncadistas

Por Marlene Montoya
Foto Romero Chang

El Hotel Rex, donde se hospedaron asaltantes al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, reabrirá hoy en esta ciudad luego de recibir una reparación capital que prácticamente lo devuelve nuevo.
  
Ubicado frente a la populosa Plaza de Marte y cercano a la otrora fortaleza de la dictadura militar, conserva sus valores históricos y patrimoniales para el conocimiento de las presentes y futuras generaciones.
  
Por ejemplo, las habitaciones desde la 36 hasta la 41 llevarán una placa que identificará su ocupación por jóvenes de la Generación del Centenario, mientras la primera se convertirá en museo, pues fue ahí donde se alojó Abel Santamaría Cuadrado, segundo jefe de la acción.
 
Marisol Rodríguez, delegada del Ministerio de Turismo en Santiago de Cuba, precisó a la AIN que la instalación contará con 24 habitaciones y continuará siendo parte del Complejo Libertad-Rex-Gran Hotel, administrado por la Cadena Islazul.
  
Su arquitectura de estilo protorracionalismo fue mantenida, y dispondrá de restaurante, bar-cafetería y como área nueva el Roof Garden, en el espacio donde estuvo la terraza, a fin de aprovechar la excelente vista panorámica, acotó.
  
Tendrá áreas verdes, bancos y otros elementos típicos del Centro Histórico, por eso la parte techada imita las tejas criollas con el empleo del material plástico denominado poliglass.
  
En el registro de alojamiento del Hotel Rex aparece el nombre y firma de Abel Santamaría y también en un vale de comida para 20 comensales, el 25 de julio de 1953.