Plaza de la revolución

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sábado, 9 de agosto de 2014

La cultura en la República neocolonial (IV)


Bonifacio ByrnePoesía y música

Santiago de Cuba, 9 ago.— En el primer período de 1898–1923 la poesía se caracterizó por estar impregnada de una profunda y radical reacción patriótica. Entre los poetas que sobresalen en la etapa se encuentran Enrique Hernández Miyares y Bonifacio Byrne.

Enrique Hernández Miyares (1859–1914) sobresalió como sonetista y algunos de sus sonetos atesoran vibrante y enérgica intención patriótica como: ¡Patria! , “In pace”, “A un machete”, “El machete” y “Dos banderas". El más notable de sus sonetos fue “La más hermosa ”, que casi puede decirse improvisado al recoger en verso una imagen con que roturó Manuel Sanguily el final de un discurso frente al Senado.

Este poeta se caracterizó por un pesimismo sin estridencias, a veces sin atenuaciones ni esperanzas.

No caben dudas de que en aquel momento de transición el poeta de más alto relieve fue Bonifacio Byrne (861 – 1936), cuyo primer libro, Excéntricas en 1893, fue acogido por Casal con caluroso encomio por haber interrumpido el tono monótono de la poesía cubana, lanzando en ella una nueva nota.  Byrne también escribió sonetos patrióticos que dedicara a su amigo Domingo Mujica por ser fusilado injustamente y dedicó una serie de sonetos a las figuras de la guerra como Gómez, Céspedes, Agramonte, los Maceo, Calixto, con los que formó un tomo del volumen Efigies.  Sus cantos revolucionarios le valieron el seudónimo de “poeta de la guerra” que para él propusiera Nicolás Heredia.

Sus actividades revolucionarias lo conllevaron al exilio. Al regresar del exterior compuso la más famosa de sus poesías “Mi bandera”, que tuvo honda repercusión en la conciencia pública, ya que representaba la ansiedad de todo un pueblo que había luchado heroicamente por su libertad y aún no era dueño de su Patria ni veía flotar su bandera soberanamente.

En 1900 Byrne compiló en Lira y espada su obra poética de la emigración.  Luego publicó un pequeño volumen titulado Poemas.Alrededor de treinta obras de Bonifacio  Byrne quedaron inéditas entre las que sobresale la colección de poemas patrióticos Al pie de la bandera.

En la primera etapa de la República Neocolonial hubo un caos estilístico en la poesía. En 1904 dos poetas de la nueva generación unidos a Enrique Miyares tuvieron la idea de reunir en un volumen a todos –los viejos y jóvenes- hacían poesía en Cuba. Esta colección recibió el nombre de Arpas cubanas y estuvo integrada por seis composiciones poéticas de cada uno de los poetas que estaban en ella. Fue publicada

en 1904. En Arpas cubanas figuraban veintinueve poetas en total y se omitieron injustificadamente Luisa Pérez de Zambrana, Francisco Sellén y otros poetas de valía que no se incluyeron por no vivir en la capital. Esta colección poética puede dividirse en dos partes: la primera compuesta por poetas pertenecientes a las dos últimas generaciones del siglo XIX y la segunda por los que formaban parte de la primera generación republicana.

En el primer grupo se destacan poetas como Ricardo del Monte, Aurelia Castillo, Lola Rodríguez de Tió, Esteban Borrero, Nieves Xenes, Enrique Hernández Miyares, Bonifacio Byrne, entre otros. En el segundo grupo se reunían los representantes de la  nueva poesía: Francisco Díaz Silveira, Fernando de Zayas, José María Collantes,  Ramiro Hernández Portela, Dulce María Borrero, José Manuel Carbonell y René López.

En Cuba la Guerra de Independencia marcó una interrupción en el desenvolvimiento de las nuevas tendencias literarias. La influencia del modernismo parecía  haberse detenido con la muerte de Casal y de Martí; sin embargo entre los nuevos poetas era patente el ascendiente modernismo aunque su influjo sólo se manifestara en cuestiones de forma y no precisamente en la revelación de una nueva sensibilidad.

En la primera década del siglo XX surgen nuevas manifestaciones renovadoras del movimiento modernista en La Isla, que coincidieron con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Ante este trágico panorama los poetas más jóvenes buscaron un refugio en el interior, se reconcentraron en la poesía intimista, como quien anhela, frente a los horrores del mundo, recluirse dentro de sí mismo. En ello se destacaron tres poetas fundamentales que trajeron nueva ideología, nueva sensibilidad y nueva temática: Agustín Acosta, Regino Boti y José Manuel Poveda.

El primero de ellos, agustín Acosta surgió del grupo literario de Matanzas y marcó un reflorecimiento del modernismo que bien puede llamarse neomodernismo. En la primera etapa de su producción no se  aparta en lo esencial del modernismo, pero hacia 1923 se insinúa una expresión posmodernista. Acosta se acerca a la poesía social en 1926. Por su parte Regino Boti fue uno de los mayores representantes de la poesía en el Oriente cubano. Representó un ansia renovadora dentro del modernismo, ya en liquidación, y que en definitiva se afilió a las corrientes que condicionaron el posmodernismo.

Se aprecia además en su obra, el gusto por la rima asonante y los  versos blancos. En cuanto al santiaguero José Manuel Poveda surgió de la renovación posmodernista o neomodernista. En su poesía se nota la influencia de los modernistas hispanoamericanos Casal, Valencia, Silva y de Darío y de otros ecos que vienen del simbolismo francés como algo de la sensibilidad de Henri Régnier. Sin embargo   la mayor influencia la recibió del espíritu satánico torturado de Baudalaire, estremecido al conjuro de visiones extrañas y a veces tumultuarias, lo que puede apreciarse en poemas como “El baile extraño” y ”Poema de los violines”.

En el segundo período que ocupa nuestro análisis (1923-1935), la poesía estuvo enmarcada en la ruptura vanguardista, lo que se dio en tres vertientes fundamentales: Poesía pura, poesía social y poesía negrista.

Música

Miguel FaildeEl arte cubano es una representación simbólica de las costumbres y tradiciones criollas, cada creación lleva implícito un toque o acabado de genuina cubanía. A principios del siglo XX, nuestro país disfrutaba de compositores, músicos, artistas de oído, maestros de música, pianistas, cantantes, trovadores. A principios de siglo muchos cubanos que amaban la música estaban influenciados todavía por la explosión europea de música clásica. Debussy, Wagner, Berlioz, eran algunos de los más interpretados en el país.

Los cubanos Guillermo Tomás (1868-1933) y Eduardo Sánchez de Fuentes fueron los que más se destacaron en esta etapa. En el caso de Tomás, su labor se centró en la creación y la divulgación de algunas partituras europeas importantes desconocidas en el país. Músico de profundo sentimiento patriótico, creó el Canto de Guerra en 1896 en honor a los libertadores. Sánchez de Fuentes con sus virtudes y sus errores, es muy representativo de esta época; incluso por su oposición a los elementos estilísticos de la música negra, llegó a proclamar algo así como racismo estético. No obstante, con solo 16 años compuso su primera habanera: Tú, y la canción: No soy nada para ti. Escribió óperas como Yumurí y La Dolorosa, esta última, expresión del verismo mejor logrado en Cuba.

Alejo Carpentier en su libro La música en Cuba, expresa que la politiquería de los primeros años de la República, que nada hacia por mejorar la cultura y la condición social del negro, los favorecía cuando podía serles útiles. Por esta época se bailaba en los salones cubanos el danzón. Considerado nuestro baile nacional, surge a finales del siglo XX. Miguel Failde, matancero fue su creador. A él le debemos Las alturas de Simson, el primero de todos los danzones.

La trova tradicional también tuvo su surgimiento en este periodo. Muchas corrientes musicales se interrelacionaron: el son, la guaracha, el danzón. El tema de la mujer ocupa un importante espacio en la creación de los compositores. La vinculación de la figura femenina con el sentimiento patrio fue una de las cosas más comunes. Asimismo, al abordar este movimiento trovadoresco, un período que incluye los últimos años del coloniaje español y la primera etapa de la seudo república, reflejaba la exaltación patriótica de la lucha emancipadora y posteriormente la crítica, denuncia la frustrante República. Los principales exponentes de la trova en este periodo fueron María Teresa Vera, Manuel Corona y Sindo Garay.

A continuación  les dejo con una lista de algunas de las personalidades más importantes de la época, cuyos nombres constituyen huellas imborrables de la cultura musical cubana.

Jorge Anckerman: La Habana 1877-1941. Pianista, compositor, director de orquesta. Con solo 15 años dirigió la compañía de bufos de Narciso López, visitando varios estados mexicanos y extendieron la gira hasta California. Residió varios años en México, dedicándose a la enseñanza musical. Compuso partituras de zarzuelas, revistas, juguetes cómicos, además, es autor de boleros, criollas considerándosele el creador de la guajira. El teatro Alambra fue su escenario principal, estrenó allí La isla de las cotorras y otras partituras. Sus obras más populares: El arroyo que murmura, El quitrín, Flor de Yumurí y Un bolero en la noche.

Amadeo Roldán: (1900-1939). Compositor, profesor, violinista y director de orquesta. Estuvo en las principales orquestas de la música clásica de Cuba. Temas como La Rebambaramba, Milagro de Anaquillé .En 1931 funda la Escuela Normal de Música de La Habana. En 1932 es designado director de la Orquesta Filarmónica de La Habana, la que dirigió hasta su muerte. También estuvo al frente del conservatorio municipal de la capital. Además de tener contacto el grupo Minorista y con Fernando Ortiz  en la divulgación de nuestros valores folklóricos.

Eliseo Grenet: La Habana1893-1950. Alejandro García Caturla es el iniciador del moderno arte sinfónico cubano. Compositor, pianista y director de orquesta. A los 9 años estrenó su revista musical La geografía física. Fue pianista acompañante de películas silentes en el cine La Caricatura. Con 16 años dirigió la orquesta Politeama de La Habana. Fue el musicalizador de películas como Conga-bar, Estampas Coloniales, Escándalos de estrellas, etc. También le puso melodía al poema de Nicolás Guillén: Motivos de sones. Escribió los danzones Si me pides el pesca´o, Papa Montero. Las canciones: Las perlas de tu boca, Tabaco verde. Los pregones: Rica pulpa y el tamalero; el tango congo: Mamá Inés y el son: negro bembón.

Ernesto Sixto de la Asunción Lecuona y Casado: Guanabacoa 1895-1963. Uno de nuestros más reconocidos compositores. Desde niño fue considerado prodigio, ya  a los 5 años tocaba de oído con alta calidad piezas escuchadas a su hermana. Se destacó de forma notable en la creación de zarzuelas, boleros, canciones, música instrumental, obras teatrales, etc. Sus obras más importantes son: Aquella tarde, Canto Siboney, Como arrullo de palmas, Damisela encantadora, Funeral, María la O, Noche azul, malagueña, Siempre en mi corazón, Tus ojos azules.

Manuel Corona: Caibarién 1880-1950. Compositor y guitarrista. Uno de los mayores exponentes de la trova tradicional. Fue tabaquero y luego músico. En 1908 compone Mercedes, tema con el cual alcanzó popularidad. Dentro del patrimonio nacional musical encontramos temas tan bellos y bien escritos como Longina, Adriana y Aurora. Bajo su firma están también las guarachas Acelera Ñico, acelera y La Choricera. Fue el autor que más contestaciones musicales ha hecho, dentro de ellas encontramos a La Habanera a La Bayamesa de Sindo Garay, Gela amada  a Gela Hermosa de Ruiz.

Maria Teresa Vera: La Habana 1895-1965. Cantante, guitarrista y compositora. Voz imprescindible en la cancionística cubana. Formó un dúo con Rafael Zequeira y viajó en varias ocasiones a  Nueva York. Creó el sexteto Occidente con  el  que grabó varios sones. En 1937 se unió a Lorenzo  Hierrezuelo, formando un dúo que duro 25 años. Compuso canciones tan hermosas como: Por que me siento triste, No me sabes querer, Yo quiero que tu sepas y la conocidísima Veinte años.

Sindo Garay: Santiago de Cuba 1867-1968. Compositor, cantante y guitarrista. Es el más alto exponente entre los creadores de canciones trovadorescas en Cuba. A los 10 años compuso Quiéreme trigueña.

Trabajo como payaso y maromero en circos. Sirvió de enlace entre lo insurrectos en la guerra contra España. Aprendió a leer copiando carteles de los establecimientos santiagueros. Puso nombre de indios a sus hijos. Grabó infinidad de discos. Sus temas más conocidos: Perla Marina, Mujer Bayamesa, Tardes Grises; Guarina y la Bayamesa.

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