Plaza de la revolución

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lunes, 18 de noviembre de 2019

Honor y gloria al Generalísimo Máximo Gómez

Por Margarita Piedra Cesar

Santiago de Cuba, 18 nov.— Hace 183  años, el 18 de noviembre de 1836 nació en Baní, República Dominicana, Máximo Gómez Báez, un hombre que todavía siendo un mozuelo llegó a Santiago de Cuba, como otros tantos, en busca de fortuna. Asentado en El Dátil, cerca de Bayamo y dedicado a negocios agrícolas y forestales, no pudo imaginar aquel joven que su amor por la libertad de los hombres, lo convertiría poco tiempo después en un soldado de la independencia cubana, a la que dedicó gran parte de su existencia.

A pocos días del alzamiento del 10 de octubre en La Demajagua, Gómez se incorporó a las fuerzas insurrectas y el cuatro de noviembre de MIL 868, ya con los grados de General al hombro, encabezó aquella primera carga al machete en Pino de Baire, que hizo de ese instrumento de labor un arma mortífera en manos de los mambises.

Desde aquella memorable acción, Máximo Gómez se hizo un jefe necesario en la guerra y su nombre se vinculó a los más importantes combates de esa época. Fue además, el maestro de guerreros tan destacados como los hermanos Maceo, Guillermón Moncada y otros tantos que hicieron grande nuestra historia.

Al reiniciarse la guerra en 1895, Gómez asumió la responsabilidad de General en Jefe de la contienda y su estrategia llevó la guerra hasta el centro y occidente de la isla, en una hazaña militar sin precedentes para esos tiempos.

Los propios españoles, respetaban y elogiaban a Máximo Gómez, por su capacidad militar y bravura. Arsenio Martínez Campos dijo de él: “Es el primer guerrillero de América”. El General Armiñán lo calificó así: “el que más valía de nuestros enemigos”. Por su parte Cánovas diría: “es el mejor general de ambos bandos en la guerra de Cuba”