Plaza de la revolución

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lunes, 15 de febrero de 2016

Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos


Por Fidel Castro Ruz

Tristemente, casi todas las religiones han tenido que lamentar el hecho destructor de las guerras y sus terribles consecuencias. A esas tareas han tenido que dedicar las mayores energías. La singular importancia del encuentro entre el Papa Francisco y Su Santidad Kirill, en La Habana, es que ha suscitado la esperanza de los pueblos del mundo.

La paz ha sido el sueño dorado de la humanidad y anhelo de los pueblos en cada momento de la historia. Miles de armas nucleares penden sobre las cabezas de la humanidad. Impedir la más brutal de las guerras que puede desatarse, ha sido sin duda el objetivo fundamental del esfuerzo de los líderes religiosos de las iglesias dirigidas por hombres como el Papa Francisco, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia.
  
Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud.   

Fidel Castro Ruz
Febrero 14 de 2016
10 y 18 p.m.

La explosión del acorazado Maine


Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 15 feb.— La explosión del acorazado Maine la noche del 15 de febrero de 1898 en la bahía de La Habana, le vino como anillo al dedo a Estados Unidos para declararle la guerra a España e intervenir militarmente en Cuba para apoderarse de la isla, lo cual era un viejo anhelo de los yanquis desde la primera guerra de independencia cubana.

Ya para entonces, los gobernantes norteamericanos habían tratado de apoderarse de la pequeña isla caribeña por diferentes vías, incluida la proposición a España de su compra pero ante la negativa de esta, decidió esperar a que el colonialismo no pudiera sostener el conflicto con los cubanos, ni económica, ni militarmente, para entonces intervenir. A eso ellos le denominaron: Política de la Fruta Madura.

El acorazado Maine había arribado a la bahía habanera en visita de buena voluntad el 25 de enero de 1898, pero no lejos, a seis horas de navegación, las autoridades navales habían situado otros cuatro buques e igual cantidad, despachados hacia el teatro de la guerra, es decir, a la región sur oriental de la isla.

La explosión del Maine provocó la muerte de 266 tripulantes, 263 marinos y tres oficiales, pues el resto de la oficialidad del buque se encontraba en tierra para asistir a una recepción amistosa.

Tras la explosión del Maine, como es habitual, la gran prensa de Estados Unidos emprendió contra España pidiendo a gritos la intervención de Estados Unidos en el conflicto, lo que definitivamente se produjo entre los meses de junio y julio de 1898, dando lugar a la Guerra Hispano Americana, incluida la batalla naval de Santiago de Cuba, donde fue prácticamente despedazada la flota colonialista.

Si bien la intervención yanqui en Cuba abrió la era del imperialismo agresor e interventor de Estados Unidos, la voladura del Maine dio inicio a la era de las autoagresiones y pretextos para intervenir militarmente en cualquier punto del mundo, tal y como lo demuestra la historia en Santo Domingo, Panamá, Haití, Granada, Vietnam, Yugoslavia, Afganistán e Iraq, entre otros.

Isabel Rubio, capitana del Ejército Libertador


Por Armando Fernández Martí

Poco se habla en la historia de la Capitana del Ejército Libertador Isabel Rubio, la mujer pinareña que había abrazado la causa de la independencia y que llegó a ser Delegada del Partido Revolucionario Cubano en su provincia y conoció a José Martí, personalmente, en Estados Unidos.

Isabel Rubio había nacido el 8 de julio de 1837, en Paso Real de Guane, Pinar del Río, y tuvo el privilegio ya con 58 años de edad de recibir en su casa en enero de 1896, al Lugarteniente General del Ejército Libertador, Antonio Maceo Grajales. Con relación a ese encuentro ella señaló: "Necesito practicar lo que propagué", por lo que se incorporó a las filas mambisas con sus dos nietos y un grupo de esposas de combatientes libertadores.

El General Antonio Maceo, por su parte, le otorgó a Isabel Rubio el grado de Capitana de Sanidad del Ejército Libertador y le ordenó trasladarse al este de la provincia pinareña donde se necesitaban sus auxilios y las condiciones eran más favorables para establecer un hospital de campaña que radicó en varios puntos, hasta establecerse en un intrincado paraje denominado Seborucal.

Acompañaban a Isabel Rubio de 25 a 40 personas, entre camilleros, asistentes y esposas de algunos mambises que garantizaban el funcionamiento del hospital, hasta que a ese intrincado paraje llegó una columna española que los atacó.

Cuentan que la Capitana Isabel Rubio encaró a los españoles diciéndoles: "Somos mujeres niños y heridos", pero una descarga de fusiles la derribó, falleciendo el 15 de febrero de 1898, en el Hospital San Isidro de Pinar el Río donde había sido internada como prisionera de guerra, siendo afectada por una gangrena que le invadió la pierna derecha sin recibir atención médica adecuada.

Así terminó la vida de esta digna representante de la mujer cubana a los 60 años de edad que no vaciló en incorporarse a la manigua redentora al mando del Lugarteniente General, Antonio Maceo Grajales, que confió en su capacidad y voluntad para prestarle un gran servicio a la Revolución que Cuba de se lo agradece en todos los tiempos.

No cuadra la caja con el billete


Por Mariano Aldana Villalón

Santiago de Cuba, 15 feb.— Miren que vengo oyendo esa frase, pero lo más bonito de todo es que la seguiremos escuchando, pues mientras no se logren sostenidos incrementos de la producción de alimentos esa vieja ecuación matemática seguirá haciendo de las suyas.

Precisamente, en la última plenaria provincial del Ministerio de la Agricultura se debatió una vez más el problema que tanto afecta a la población cubana. Allí como se esperaba se convocó a dar el salto productivo que contribuya a disminuir los precios de las producciones agropecuarias.

Al calor de las intervenciones, recordé un breve dialogo con algunos vendedores instalados en los kioscos que se habilitaron entre Contramaestre y Santiago de Cuba. Al indagar sobre los precios de las frutas me contestaron a una sola voz, que los productos han subido y que había que buscarlos bien distantes.

Lo que venía detrás era de esperar. Todos coincidieron en que había que subirle los precios, porque entonces no ganarían nada. Imagínense, unas pocas mandarinas sueltas costaban 20 pesos, la pina, guanábana, zapote, por solo mencionar algunas no estaban al alcance de la gente.

Como se puede entender esa situación… La respuesta es totalmente simple y sencilla, la Empresa de Acopio no sube a las montañas o se le dificulta ir hasta donde están los productores.

Otra cosa que se confabula es la acción eficiente de los vendedores –intermediarios- quienes hacen malabares para agenciarse esas producciones para vivir a costa de la población.

Se también que los vendedores con antemano entran en muchas ocasiones en arreglos con los productores y le compran las producciones que están por acopiarse. Creo que pueden estar de acuerdo conmigo que es muy lamentable esta situación.

Por eso, ocuparon un buen tiempo las intervenciones relacionadas con la contratación y comercialización. Alguien se paró y comentó que si se contrala la producción y acopio cumple su rol, entonces serán más asequibles para todos.

Bueno, de momento enero empezó bien al decir del delegado de la Agricultura en el territorio, William Hernández Morales, que en ese mes la contratación se comportó al 122 por ciento.

Ojala que la tendencia de llegar a cada productor continúe en ascenso para que todas las producciones puedan ser acopiadas y que el pueblo se sienta protegido con precios mucho más razonables para que la caja pueda cuadrar con el billete.