Nana siempre aspira a lo grande

Por Rosalina Tamayo Arañó

Palma Soriano, Santiago de Cuba, 16 may.— Al conocer a Nana como cariñosamente la llaman quise compartir sus vivencias. Ella sabe apreciar el valor de la comunicación y su sonrisa es su mejor aliada. Es técnico medio en contabilidad y se desempeña como auxiliar económica en la dirección municipal de educación.

Yaidelis Popa Peña (Nana), tiene 25 años y padece de Acondroplasia, un trastorno del crecimiento de los huesos que ocasiona el tipo más común de enanismo, sin embargo se considera una persona feliz.

Nos cuenta que nació de padres de estatura normal, que tiene dos hermanos mayores que ella y dos menores que también son normales. Que su condición de mujer pequeña le ha proporcionado insatisfacciones, pero muchas más alegrías porque todo el mundo la mima, la ayuda, la quiere y eso es bonito.

Su gracia natural la hace ser exclusiva así nos dice: “Siempre tengo disposición de hacer, por eso mi madre me dice que soy una persona especial porque aunque diferente a las otras, trabajo para alcanzar lo que quiero, me llevó muy bien con las personas, trato de hacer bien mi trabajo para satisfacción mía y del que atiendo, siempre me levanto contenta”

Yaidelis a pesar de las limitaciones físicas que su tamaño puede imponerle, asume los retos y no se detiene ante la vida.

Con una amplia sonrisa nos comenta que tiene una familia linda, dos hijos de 2 y 6 años, un trabajo donde todos sus compañeros la ayudan, disfruta cada momento y siempre aspira a lo grande. Con una cara llena de picardía me dice   periodista no por ser pequeña me gustan los hombres chiquitos y suelta una carcajada.
 
La historia de  Nana es otro ejemplo de que en Cuba las oportunidades para la emancipación de las féminas es motivo de admiración. No importa raza, procedencia social o diversos niveles de capacidades físicas o mentales, todas  contamos con las mismas posibilidades para desarrollarnos y cumplir nuestros sueños.