Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 22 ago.— Uno de los más valiosos combatientes de las tres guerras independentistas cubanas José Quintino Bandera
Betancourt, Quintín, fue brutalmente asesinado el 22 agosto de 1906 tras protagonizar un alzamiento armado en La Habana para oponerse a las pretensiones de reelegirse del Primer Presidente de la República Tomás Estrada Palma, un servil ahijado de Estados Unidos.
Estrada Palma ordenó a sus agentes matar al insigne mambí, quien fue macheteado y después baleado, pero la verdadera orden de asesinar a Quintín Bandera vino del gobierno de Washington, quien había calificado al patriota cubano de mambí peligroso por sus relaciones con los obreros, sindicalistas, anarquistas y socialistas.
Tras el estallido de la Guerra de los Diez Años, Quintín se incorpora a ella y la finaliza con los grados de Teniente Coronel, su mayor orgullo fue acompañar a su compadre Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.
Al iniciarse la guerra de 1895, Quintín Bandera vuelve a estar entre los primeros en incorporarse y con el grado de General de División se le asigna la jefatura del Cuerpo de Infantería del Ejército Libertador e hizo la invasión de Oriente a Occidente con una fuerza oscilante entre 500 y MIL hombres, que hicieron todo el trayecto a pie, descalzos y en las más difíciles condiciones.
Finalizada la contienda en 1898, el insigne mambí no se plegó a los propósitos entreguistas del Presidente pro yanqui Tomás Estrada Palma, por lo que fue relegado, dedicándose a diversos oficios humildes como vendedor de jabones, albañil y recogedor de basura con un carretón, los cuales hacía con sus estrellas de General al hombro, para bochorno de los gobernantes.
En las elecciones de 1906, Tomás Estrada Palma amenazaba con prorrogarse en el poder y Quintín fue uno de los que tomó las armas para alzarse en los campos habaneros contra ese propósito. Enfermo, desengañado del movimiento insurreccional y ya con 72 años de edad, el viejo mambí pidió un salvoconducto para salir del país y la respuesta del Presidente fue ordenar su asesinato. Su cadáver presentaba cuatro heridas de machete y siete balazos.
Así acabó hace 112 años la valiosa vida del valeroso General Quintín Bandera, uno de los constructores de la nación cubana desde sus cimientos.
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