Santiago de Cuba, 21 abr.— Las Elecciones Generales demostraron que en Cuba la unidad del pueblo es la voz con la que se hace cumplir las leyes constitucionales; es la plena libertad de decir lo que queremos en nuestro país, y que ahora nos exige la misma entrega y arraigo por este pedazo de suelo verde en medio de un mar de justas batallas.
La Generación del Centenario estuvo impregnada del aliento joven de aquellos que entregaron sus vidas por continuar el proceso histórico que, hace 150 años, iniciara Carlos Manuel de Céspedes y que ahora le corresponde a esta nueva juventud seguir escribiendo las páginas de la historia de un pueblo que no se doblegará ante caprichos imperialistas de un gobierno de turno.
Cuba vive días significativos en la historia de nuestro país, en el que personas se cuestionan el verdadero significado de un “futuro de continuidad”. Algunos dudan, otros, se quedan inmutables ante las posibles expectativas del rumbo político y económico del país-como si fuera el suceso más próximo al fin del mundo; mientras continúan multiplicándose voluntades para mantener el camino de la historia trazado con fuego y sangre a lo largo de 60 años de Revolución.
Ahora no es tiempo de quedarse mirando lo que puede ser. Es tiempo de preservar y construir el futuro que nosotros mismos seamos capaces de edificar, bajo principios éticos y morales que no se vendan a ideales triviales de quienes persisten en el burdo intento de acabar con la Revolución.
Cuba continuará siendo nuestra porque así lo decidimos los 11 millones de cubanos que defendemos nuestra identidad, nuestra cultura, pero sobretodo, el mañana de los niños que igual que los jóvenes de hoy, pondrán en alto el respeto por los derechos humanos y harán valer los principios de una Revolución socialista con todos y para el bien de todos.
Somos el cimiento de lo sembrado, la confianza segura de aquellos nos dan la mano y nos permiten andar seguros, somos el futuro que no espera sino que vive atemperado a su tiempo. Somos la estirpe de Maceo, la pluma de Martí, el pensamiento de Fidel, la certeza de Raúl. Somos la Cuba que continúa.
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