Santiago de Cuba, 7 nov.— Hoy se cumplen cien años de aquel 7 de noviembre de 1917 cuando en la Rusia de los Zares triunfó la Gran Revolución social, que bajo la conducción del Partido Bolchevique, encabezado por Vladimir Ilich Lenin, llevó al poder a los obreros y campesinos para establecer el primer estado socialista del mundo, que fue la Unión Soviética.
Aquellas heroicas jornadas de octubre de
1917, fueron días que estremecieron al mundo, como los llamó el
escritor norteamericano John
Reed, porque la conquista del poder por el proletariado en un país donde el capitalismo era aún incipiente, demostró por primera vez a la humanidad que en medio de las más difíciles circunstancias era posible el triunfo del Socialismo.
El poder soviético fue capaz de enfrentar enormes retos en beneficio de las masas desposeídas, y crear un potencial humano que hizo posible inconmensurables hazañas en la historia del mundo, aún a costa de millones de vidas en conflictos provocados por sus enemigos, como fueron la guerra civil rusa y la gran guerra patria, entre otros.
De todos esos conflictos la Unión Soviética se levantó y llegó a ser una de las mayores potencias mundiales, tanto en lo económico como en lo social, científico, tecnológico y militar. Lamentablemente, la obra de Lenin y la Gran Revolución de Octubre serian interrumpidas al desviarse el proceso inicial por muchas causas, incluida la traición de algunos hombres, realidad cruda y escalofriante que un día tocará a la historia juzgar y condenar.
Pero afortunadamente, la Gran Revolución Socialista triunfante el 7 de noviembre de 1917 quedó como ejemplo para los pueblos del mundo, sobre todo en los países pobres, donde las ideas y principios que guiaron entonces a los trabajadores y campesinos rusos a la toma del poder, son posible seguirlas, como lo demostraron después otras naciones que abrazaron el socialismo y que hoy mantienen vivo ese sistema a pesar de que sus enemigos históricos han pretendido destruirlo.
Entre esos seguidores del socialismo en el mundo está Cuba y como expresara en una ocasión el Comandante en Jefe Fidel Castro: “Los ecos de la Revolución de Octubre llegaron también a nuestra patria, como un rayo de esperanza para los humildes y explotados”.
Reed, porque la conquista del poder por el proletariado en un país donde el capitalismo era aún incipiente, demostró por primera vez a la humanidad que en medio de las más difíciles circunstancias era posible el triunfo del Socialismo.
El poder soviético fue capaz de enfrentar enormes retos en beneficio de las masas desposeídas, y crear un potencial humano que hizo posible inconmensurables hazañas en la historia del mundo, aún a costa de millones de vidas en conflictos provocados por sus enemigos, como fueron la guerra civil rusa y la gran guerra patria, entre otros.
De todos esos conflictos la Unión Soviética se levantó y llegó a ser una de las mayores potencias mundiales, tanto en lo económico como en lo social, científico, tecnológico y militar. Lamentablemente, la obra de Lenin y la Gran Revolución de Octubre serian interrumpidas al desviarse el proceso inicial por muchas causas, incluida la traición de algunos hombres, realidad cruda y escalofriante que un día tocará a la historia juzgar y condenar.
Pero afortunadamente, la Gran Revolución Socialista triunfante el 7 de noviembre de 1917 quedó como ejemplo para los pueblos del mundo, sobre todo en los países pobres, donde las ideas y principios que guiaron entonces a los trabajadores y campesinos rusos a la toma del poder, son posible seguirlas, como lo demostraron después otras naciones que abrazaron el socialismo y que hoy mantienen vivo ese sistema a pesar de que sus enemigos históricos han pretendido destruirlo.
Entre esos seguidores del socialismo en el mundo está Cuba y como expresara en una ocasión el Comandante en Jefe Fidel Castro: “Los ecos de la Revolución de Octubre llegaron también a nuestra patria, como un rayo de esperanza para los humildes y explotados”.
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