Santiago de Cuba, 28 nov.— Fidel ha muerto. Como todos no lo pudimos creer, aunque la muerte sea a realidad más absoluta de la vida, nunca nos acostumbramos a ella, pero es un hecho cierto, que hoy anida la tristeza en el corazón de millones de cubanos, donde quiera que estén, y de cientos de millones de personas en el mundo, que como nosotros, lo estimaban, lo adoraban y lo amaban, porque no fue solo nuestro Comandante en Jefe, sino de todos los humildes de la tierra.
¡Qué coincidencia! Hace 60 años el 25 de
noviembre de 1956, listo el Granma para partir de Méjico con su
preciosa carga de libertad, el Fidel de entonces, cargado de sueños,
esperanzas y optimismo, ordenó al Capitán de la nave ¡Vámonos!, y
zarparon a conquistar la gloria o la muerte, pero el empeño justiciero
pudo más y la pequeña nave llegó, los 82 hombres que venían en ella
entraron y triunfaron, aunque muchos quedaron en el camino.
Ya para entonces, Fidel había entrado en la historia con el asalto al Cuartel Moncada. Tres veces escapó a la muerte en aquellos aciagos días de julio de 1953. Intentaron después asesinarlo en prisión y volvió a escapar. Tras el desembarco de la expedición del Granma la dictadura lo dio por muerto varias veces y siempre resurgió como el ave fénix de la leyenda. Después del triunfo de enero de 1959 la CIA planeó su asesinato en más de 600 ocasiones, pero no pudieron con él para que su luz siguiera irradiando a su pueblo y al mundo.
Cuántas batallas libró este pueblo bajo su conducción y convicción de que de todas saldríamos victoriosos, lo que lo hizo más grande ante nuestros ojos, ante los del mundo y por qué no? Hasta el de sus propios enemigos. Nunca en la historia un estadista brilló tanto con luz propia y el mundo lo sabe, por eso su nombre se escucha en cualquier apartado rincón del planeta asociado a los más hermosos sueños de toda la humanidad.
Fidel ha muerto y eso nos duele y nos conduele. Pero la muerte, como dijera José Martí, no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida, y Fidel no solo cumplió bien su obra, sino que la construyó desde sus cimientos, para que esta, que es su Revolución, fuera inexpugnable por los siglos de los siglos.
E la noche de este 25 de noviembre de 2016 el Comandante en Jefe y líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro Ruz, partió en un viaje sin regreso a la eternidad. Pero no digamos que se ha ido, sino que entró para siempre en nuestros corazones porque desde ese momento todos nos llamamos Fidel, porque en cada uno de nosotros él dejó su ejemplo que es como estar vivo y respirando en todos nosotros para seguir la marcha triunfal de la revolución que puso en nuestras manos.
Ya para entonces, Fidel había entrado en la historia con el asalto al Cuartel Moncada. Tres veces escapó a la muerte en aquellos aciagos días de julio de 1953. Intentaron después asesinarlo en prisión y volvió a escapar. Tras el desembarco de la expedición del Granma la dictadura lo dio por muerto varias veces y siempre resurgió como el ave fénix de la leyenda. Después del triunfo de enero de 1959 la CIA planeó su asesinato en más de 600 ocasiones, pero no pudieron con él para que su luz siguiera irradiando a su pueblo y al mundo.
Cuántas batallas libró este pueblo bajo su conducción y convicción de que de todas saldríamos victoriosos, lo que lo hizo más grande ante nuestros ojos, ante los del mundo y por qué no? Hasta el de sus propios enemigos. Nunca en la historia un estadista brilló tanto con luz propia y el mundo lo sabe, por eso su nombre se escucha en cualquier apartado rincón del planeta asociado a los más hermosos sueños de toda la humanidad.
Fidel ha muerto y eso nos duele y nos conduele. Pero la muerte, como dijera José Martí, no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida, y Fidel no solo cumplió bien su obra, sino que la construyó desde sus cimientos, para que esta, que es su Revolución, fuera inexpugnable por los siglos de los siglos.
E la noche de este 25 de noviembre de 2016 el Comandante en Jefe y líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro Ruz, partió en un viaje sin regreso a la eternidad. Pero no digamos que se ha ido, sino que entró para siempre en nuestros corazones porque desde ese momento todos nos llamamos Fidel, porque en cada uno de nosotros él dejó su ejemplo que es como estar vivo y respirando en todos nosotros para seguir la marcha triunfal de la revolución que puso en nuestras manos.
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