Plaza de la revolución

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miércoles, 11 de febrero de 2015

Pintar futuros con el pincel de una educación especial


Pintar futuros con el pincel de una educación especialHablar de Margarita Veranes Ferrer es hablar de valores, de paciencia y amor, de dedicación y compromiso, es hablar de un ser humano 

Por Carmen Gutiérrez Herrera, Estudiante de Periodismo

Santiago de Cuba, 11 feb.— Graduada de defectología en el Instituto Superior Enrique José Varona en la ciudad de la Habana, Cuba, hace 13 años da lo mejor de sí como psicopedagoga en la escuela de enseñanza especial Frank País, la primera escuela  de esta modalidad en la provincia fundada en 1962.
 
“He aprendido mucho en mi trabajo, puedo decir que me ha servido de mucho porque hay que interactuar de forma directa con los alumnos para el desarrollo de su procesos psíquicos y eso profesionalmente es lo que me ha formado en lo que soy”,  afirmó Margarita Veranes.

Con distinguidos reconocimientos honoríficos como el Premio Especial del Ministro en el año 2009, Reparador de Sueños 2004-2007 y 2011-2012 y Vanguardia Nacional en más de tres ocasiones dos de ellas consecutiva, Margarita, es un orgullo para la entidad que la representa.
  
“Trabaja con los estudiantes desde que llegan a la escuela y se diagnostican hasta que los vemos ir en noveno grado, en el acercamiento con la familia y actividades que ayudan a los niños como danzoterapia y musicoterapia, es un ejemplo”, comentó Giselle Mazo Duarte, directora de la escuela.

Pero para la vida de Margarita su trabajo va mas allá de lo profesional, ha dejado en su persona huellas imborrables que la acompañarán siempre al recordar sus años de experiencia al lado de estos niños.

Pintar futuros con el pincel de una educación especial“Hace un tiempo fui al clínico y estaba trabajando de camillero un ex estudiante de la escuela, se acercó a preocuparse por mi y al estar rodeado de compañeros enseguida me presentó como su maestra, me dijo que después de su mamá la escuela le había dado vida”,  cuenta Margarita.

El fruto de su trabajo radica en ver insertados en la sociedad a jóvenes que ayer eran niños ansiosos de conocimiento, verlos integrados en la vida familiar con mayor independencia y luchando todavía por superarse en la vida.

“Emocionalmente mi trabajo es muy gratificante, porque no dejas de sentir orgullo y tener alegrías, el amor que pueden darte esos niños y las ganas que tienen de vivir hayan la manera de siempre terminar enseñándote algo”, comentó Margarita.
 
Oportunidades de construir una vida llegan a estas personitas hambrientas del mundo desde las mejores manos, el propósito es firme al igual que el deseo y los resultados llenan de satisfacción a alumnos y educadores.

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