Santiago de Cuba, 23 sep.— En Santiago de Cuba, se aplican alternativas que garantiza que los 85 círculos infantiles de la provincia se mantengan dando servicio lunes a viernes. Así las madres trabajadoras santiagueras tienen la tranquilidad de que sus hijos siguen bien cuidados, adecuadamente nutridos y felices en esas instalaciones.
Apenas son las 11 de la mañana y los niños más pequeñitos están almorzando en su círculo. Preparada con leche y aderezos a modo de salsa blanca y pollo, una pasta gusta mucho a los niños.
Por el primer salón se inicia el ritual del almuerzo en breve lo hará el resto de los inquietos chiquillos a quienes NO les ha cambiado su horario de vida, aun cuando la escases de combustible que vive por estos días entorpece el normal desenvolvimiento de la vida. Para que nada afecete a estos parvulitos Bárbara la cocinera, que tuvo que dejar la comodidad de la cocina de gas, desde bien temprano laborea en el patio entre el carbón y un fogón donde chisporrotea algo más que la lumbre.
Esta mujer bien dispuesta conversa conmigo, sin interrumpir su faena, viene y va del saco del carbón hacia la improvisada hornilla, mientras me cuenta -mire periodista dice- a mi claro que no me gusta el carbón, pero estos
son tiempos que hay que ahorrar el gas y lo importante es que los niños tengan sus alimentos a tiempo y queden bien elaborados, fíjese ya le voy cogiendo el golpe y hasta el otro día el arroz que hice me quedó más sabroso en el carbón.
Tal disposición es contagiosa y así pasa en el colectivo laboral del circulo infantil Mis primeros Días, una de las 85 instalaciones que en Santiago de Cuba maneja alternativas para garantizar la total vitalidad de sus servicios.
María Antonia Torres, se desempeña como jefa del departamento de primera infancia en la dirección de educación de la provincia Santiago de Cuba, quien explicó que se aplican alternativas como la del de cocinar el con carbón los granos y alimentos que lleven más tiempo de cocción reservando el gas para los alimentos más ligeros. La directiva comentó además que en los casos que falten las frutas y vegetales, porque la falta de combustible no permita llevar estos recursos a los círculos, se cuenta con opciones en cada centro infantil que garantizará las kilocalorías necesarias para que los niños estén bien nutridos.
Bárbara la cocinera y el resto de sus compañeras actúan bien y sienten gusto al servir. Tal vez no son del todo conscientes, de que así responden al pedido hecho a todos los cubanos “el de pensar como país”, pero esa es la manera en que Bárbara y las seños del círculo, piensan en Cuba y la defienden.
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