Por Caridad Franco Vega
La Habana, 14 dic.— Rolando Beltrán Hurtado, es uno de esos maestros que sobresale por su decencia, ética y pasión por el “más venerable empleo”, como calificó Martí al oficio del magisterio. Héroe del Trabajo de la República de Cuba este santiaguero lleva medio siglo en las aulas y 43 de ellos dirigiendo el Internado Abel Santamaría del poblado de El Caney.
Con la sencillez que caracteriza a los grandes hombres Rolando Beltrán Hurtado accedió a conversar con esta reportera. El diálogo fluido y lleno de recuerdos entrañables lo llevó a contarme como mucha humildad su larga trayectoria laboral donde hay tantos premios, distinciones, condecoraciones imposibles casi de enumerar pero que sin dudas hablan de su consagración.
Su vocación me dice nació cuando apenas era un adolescente y trabajaba en las labores del campo junto a su padre, y en las noches estudiaba, eran tiempos en que vivía en Songo-La Maya.
Supo de la campaña de alfabetización pero no podía irse muy lejos su familia que dependía también de su trabajo en las tierras. Entonces fue cuando se enteró del movimiento de alfabetizadores Patria o Muerte y allí mismo en su barrio se dispuso a enseñar a varios de sus vecinos. Cuando finalmente aprendieron a leer y escribir sintió tanta alegría que ahí supo que quería ser maestro.
Se incorporó en noveno grado a Minas de Frio (en el occidente de Cuba, lugar escogido para la formación de los jóvenes maestros en los primeros años del triunfo de la Revolución) estuvo también estudiando en Topes de Collante y en Tarará donde termino su formación pedagógica.
Sus primeras experiencias fueron en la Habana pero pronto regresó a Santiago y se desempeñó en varias responsabilidades y escuelas incluso fue profesor en la universidad pedagógica.
Hasta que en 1975 llega al internado Abel Santamaría como director donde hoy 43 años después sigue liderando a un colectivo que lo sigue, respeta pero sobre todo lo quiere mucho.
Nunca se ha desvinculado de la docencia siempre se ha mantenido dando clases, este curso por ejemplo enseña la asignatura El mundo en que vivimos.
Cuando habla de su labor como docente le brillan los ojos pero también reconoce que dirigir es un arte “y cuando tienes un colectivo como el mío y unos padres preocupados y estudiantes tan buenos entonces los resultados no pueden ser otros que los mejores -asegura Beltrán.- quien todo el tiempo de la conversación se la ha pasado atento a lo que pasa a su alrededor, pues es la hora del recreo y los niños corretean muy cerca.
Me pide disculpas constantemente para requerir a uno u otro de sus niños… cuidado, no corran o arréglense el uniforme, son algunos de sus reclamos a esas personitas que se detienen ante él y lo besan o estrechan su mano. Cosa que aprovecho para preguntarles por qué quieren al profe Beltrán.
María Idalmis Álvarez, es una de las tantas pioneras que bien dispuesta y con una expresividad que se disfruta y como si me conociera de siempre me dice: “es que el Profe Beltrán siempre piensa en nosotros, nosotros estamos en primer lugar para él, es gentil cariñoso, solidario, todos lo queremos mucho”.
Alejandro Santana Marín tienen 9 años y también está en cuarto grado es más tímido pero con la bondad propia de sus años me asegura:
“Mire el profe Beltrán hace todo lo posible para que los niños aquí seamos felices, de él fue la idea del mini zoológico que tenemos y del parque dónde jugamos y nos divertimos mucho, pero cuando nos regaña hay que hacerle caso porque si no se pone muy bravo”.
Acaba el receso los alumnos vuelven a las aulas y retomamos la conversación. Me intereso por saber si después de tantos años y con los tiempos de modernismos digitales y tecnologías ha pensado en jubilarse. La respuesta es categórica.
“Si me siento útil y voy a estar aquí mientras tenga fuerzas para enseñar y ayudar o enseñar a los demás.
Quisiera que las generaciones de jóvenes que se forman como maestros siguieran mi ejemplo, yo se los inculco. Pero deben saber que es una carrera de infinito amor, que tienen que tener responsabilidad y ser capaces de entregarse, de ser ejemplo, tienen que ser los primeros en todo, porque el docente es por excelencia un modelo que se imita.
Yo tengo muchas satisfacciones y por supuesto que me hayan reconocido con la distinción Héroe de la Republica de Cuba en 2015 es un honor al que todavía no me acostumbro”.
Medio siglo lleva Beltrán, sembrando semillas que se han abierto en muchas ramas. Los hombres y mujeres de bien que ha formado son su más preciada medalla, esa que no cabe en el pecho pero que lleva en el corazón.
Entonces hay certeza de que su utilidad y su virtud lo harán servir hasta el último aliento.
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