Plaza de la revolución

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jueves, 26 de julio de 2018

Precisión estratégica rumbo al Moncada

Por Claudia González Catalán

Santiago de Cuba, 26 jul.— Quien llega hasta Santiago de Cuba busca el Cuartel Moncada. En toda la geografía nacional y más allá del mar, se conocen testimonios de esta epopeya tan asombrosa como arriesgada. En un solemne peregrinaje descubren los muros, las banderas, los disparos, el museo.

La pequeña avenida que desemboca en el Cuartel, hoy convertido en escuela, ha trascendido como el epicentro de aquella acción. Pero no solo este sitio supo de la bravura de la Generación del Centenario: la historia del asalto comienza en las afueras de la ciudad.

La Granjita Siboney escondió armas, autos y uniformes tras la fachada de una granja avícola, alquilada para recreo. Rodeada de montañas ofrecía, además de discreción, una ruta alternativa para continuar la guerra.

De allí partirían en la madrugada 135 jóvenes para tomar simultáneamente tres objetivos en torno al Cuartel: El antiguo Hospital Civil Saturnino Lora, es en la actualidad, parte del área monumental. Conquistar sus salas era la misión del Segundo Jefe del Movimiento, Abel Santamaría. Durante el ataque, Raúl dominaría el Tribunal, que ofrecía a los jóvenes una perspectiva para controlar las operaciones.

La posta 3 del Cuartel Moncada era el objetivo principal. Fuera de La Habana no existía otra fortaleza que lo igualara en armas, hombres y seguridad. Inexpugnable para las armas de caza reunidas por los miembros del movimiento, solo era posible tomarla desde la clandestinidad.

Apenas tres hombres conocían a profundidad el plan estratégico, cuya precisión aún nos sorprende. Cada detalle fue pensado minuciosamente: en el bullicio de los carnavales pasaría inadvertido el ajetreo de los preparativos, la visita de un centenar de jóvenes, la caravana de 19 autos en la madrugada.

Tampoco fue casual que Santiago de Cuba fuera el escenario de estos acontecimientos. Heroica, rebelde y hospitalaria, la Capital de la Revolución preservó a los sobrevivientes y aún hoy perpetúa ese espíritu en cada una de sus obras, juntando resultados y honor en cada conmemoración histórica.

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