Plaza de la revolución

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viernes, 13 de abril de 2018

El diálogo de la OEA se fue a bolina

Por Jorge Legañoa Alonso/Foto Roberto Suárez

Lima, Perú, 13 abr.— Tras dos horas de enérgica protesta de la delegación cubana asistente al encuentro de la sociedad civil con representantes de los gobiernos del hemisferio en la VIII Cumbre de las Américas, el diálogo que pretendía la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el que incluyeron a mercenarios y terroristas contrarrevolucionarios, se fue a bolina.

Al filo de las nueve de la mañana, cuando estaba previsto que comenzara el evento en el hotel Sheraton de la capital peruana, con la presencia de Luis Almagro, secretario general de la OEA, el llamado Ministerio de Colonias de EE.UU. como lo calificara el canciller Raúl Roa, la vocera de la coalición 15, Mirthia Julia Brossard Oris, tomó la palabra y exigió a los organizadores la expulsión de los mercenarios.

Son aliados de terroristas los que están aquí, pagados por Estados Unidos y al servicio de potencias extranjeras, con una agenda de violencia hacia Cuba, argumentó.
  
Los organizadores de la Cumbre hicieron oídos sordos y pretendieron proseguir con lo que los presentes calificaron en un coro como “diálogo falso” y bajo el telón de fondo de consignas patrióticas latinoamericanas y reclamos, hablaron el primer ministro de Perú y el secretario general de la OEA, pero apenas se les escuchó.
 
 Vinieron al plenario enviados de la mesa de honor a tratar de negociar la postura cubana, pero la firme posición de Cuba la expuso la joven Brossard Oris, una de la integrantes de las más de dos mil organizaciones de la sociedad civil de la Isla: “no hay diálogo posible si no expulsan de la sala a mercenarios y terroristas”.
 
Convocaron a un largo receso y con la dignidad que caracteriza a los cubanos, los coros, consignas y mensajes, continuó la denuncia que se engrosó con el reclamo de otras coaliciones y actores sociales de Latinoamérica y el Caribe, quienes se amalgamaron como una sola América, la nuestra.
  
Al regreso intervino el embajador de la Isla, Juan Antonio Fernández, quien fustigó a la OEA por la falta de transparencia en la organización de estos foros de la VIII Cumbre.
  
Como camuflados de la sociedad civil calificó a los mercenarios presentes que trabajan al servicio de Estados Unidos.
  
Tampoco se puede hablar con dobles raseros; si nos referimos a la democracia, al diálogo y la participación, tenemos que estar todos, y Venezuela fue excluida, subrayó.
   
Censuró que el representante norteamericano presente en la sala haya venido al diálogo a defender a mercenarios y terroristas, pero aclaró que era lógico que lo hicieran porque los trajeron y los aúpan contra Cuba.
  
Les guste o no, estamos al frente de ustedes, con nuestra Revolución, le espetó al embajador norteamericano.
 
A la Isla se le respeta, dijo y concluyó con la frase que se viralizó hace algunas semanas en redes sociales: con Cuba no se metan.
  
Apoyo encontró la posición de la mayor de las Antillas en el representante de Bolivia a la cita, quien cuestionó la legitimidad del diálogo hemisférico en el que no está la Venezuela bolivariana y chavista.
  
Venezuela no está sola, Bolivia no está sola, juntos defenderemos la unidad de nuestros pueblos, afirmó.
  
Respaldó el diplomático a la coalición 15 y apuntó que el diálogo sincero no era imposible mientras no estuvieran dadas las condiciones necesarias y se sacaran a los mercenarios anticubanos de la sala.
  
La abogada Yamila González recordó en declaraciones a la prensa que alertó desde hace semanas que esto podía pasar si pretendían incluir en el diálogo a los mercenarios que no representan al pueblo cubano y están aliados al gobierno estadounidense, declaró.

Exigimos respeto para Cuba, no puede ser que se visibilice a quien no represente los verdaderos intereses de los pueblos, agregó.
  
Cuando la presidencia pidió sesionar en otro salón, a puertas cerradas, recibió el abucheo colectivo y el rechazo de quienes vinieron, como  Cuba, a hacer propuestas, plantear preocupaciones sociales y a denunciar la corrupción política en la región.
   
Parecía que la reunión había terminado y juntos, cubanos y latinoamericanos, cantaron el Himno Nacional de la Isla, la Marcha del 26 de julio, el Gloria al Bravo pueblo de Venezuela y se armó una tribuna con dos sillas y desfilaron por allí voceros, amigos y luchadores sociales hasta llegar a una decena, todos con palabras de respaldo a la delegación y a la Revolución de Fidel.
  
Indígenas, luchadores sociales y por los derechos sexuales y de género, activistas sindicales y por la paz en Colombia, todos en una sola voz: por la unidad de América Latina y el Caribe. Terminó la reunión y con los organizadores de la OEA salieron los mercenarios al servicio de Estados Unidos. El pretendido diálogo se fue a bolina. 

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