Plaza de la revolución

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domingo, 24 de diciembre de 2017

Operación Regalo de Navidad y las Pascuas Sangrientas

Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 24 dic.— El mes de diciembre de 1956 fue trágico para los pobladores de la entonces provincia de Oriente por la sucesión de crímenes cometidos en el territorio por las fuerzas represivas de la dictadura batistiana, en un intento de matar las esperanzas de libertad de los cubanos que recomenzaban la lucha a partir de la llegada a la isla el día 2 del yate Granma, con una carga de heroicos hombres que habían prometido ser libres o mártires ese año.

Tres días después de desembarco por las cercanías de Niquero en la costa sur oriental, el 5 de diciembre los 82 expedicionarios del Granma fueron emboscados en el lugar conocido por Alegría de Pío donde murieron tres combatientes revolucionarios, mientras que los 79 restantes tuvieron que dispersarse por toda la región formando pequeños grupos.

A partir de ese momento el régimen desató una cacería contra los expedicionarios. Los días 7, 8 y 9 de diciembre fueron asesinados 17 combatientes apresados en varios puntos de la región de Niquero y con los tres caídos en Alegría de Pío sumaban 20 en total.

Mientras eso sucedía en el sur de Oriente, en el norte de la provincia, el régimen premeditaba una cadena de crímenes contra militantes de distintas organizaciones revolucionarias, para sembrar el terror entre la población y apaciguar las llamas de la insurrección que ya cobraba fuerza en todo el país.

Por orden del tirano Fulgencio Batista, el sanguinario Coronel Fermín Cowley, Jefe de Regimiento de Holguín, inició en la medianoche del 23 de diciembre de 1956, hace hoy 61 años, una cacería de revolucionarios residentes en Holguín, Mayarí, Banes, Puerto Padre y Victoria de Las Tunas en una operación que sádicamente denominó Regalo de Navidad. 

En total durante esa jornada conocida por las Pascuas Sangrientas fueron asesinadas 23 personas, arrancadas violentamente de sus hogares y ultimadas a balazos o colgadas de árboles, lo cual provocó una conmoción entre los pobladores de la región.

Y para cerrar diciembre de 1956, el día 31, último del año, fueron asesinados en Santiago de Cuba varios jóvenes revolucionarios, entre ellos los brigadistas del Movimiento 26 de Julio Hugo de Dios Soto, Froilán Guerra y William Soler, de solo 15 años y cuyos cadáveres horriblemente torturados aparecieron en diferentes sitios de la ciudad.

Durante los siete años de permanencia de Fulgencio Batista en el poder fueron asesinados más de 20 mil cubanos, que fue el precio que tuvo que pagar nuestro pueblo por su libertad definitiva alcanzada el primero de enero de 1959 con el triunfo del Ejército Rebelde.

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