Plaza de la revolución

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jueves, 18 de febrero de 2016

Percepción del peligro, la condición inherente del santiaguero actual


Percepción del peligro, la condición inherente del santiaguero actualPor Israel Hernández Planas

Santiago de Cuba, 18 feb.— La tierra comenzó a moverse y la alarma no tardó en recorrer cada rincón de Santiago de Cuba. Consecuentemente con la vicisitud que enviaba la naturaleza sobrevino al afán de salvar la vida. Parques y plazas resultaron refugios perfectos ante la posible ocurrencia de un sismo.
Sin dudas el santiaguero ha ganado mucho en alertas y en acciones que le protegen ante los fenómenos naturales.

Percepción del peligro, la condición inherente del santiaguero actualHay quien dice que después del Huracán Sandy padecemos stress post traumático. Esos tienen algo de razón. Por ello  asimilamos ahora el peligro de una manera diferente a como lo hacíamos antes del nefasto meteoro.

La percepción del peligro y el conocimiento de los riesgos son elementos importantes que debe manejar la población ante la cercanía de un fenómeno natural. De ello dependen en gran medida las acciones que se ejecutan para salvar la vida y los medios materiales. Reconocer las vulnerabilidades de nuestro entorno es crucial para mantenerse a salvo antes, durante y después de un huracán, sismo o cualquier otra contingencia. Muchos ejemplos en Santiago de Cuba ilustran lo anterior.

A los residentes del costero poblado de Aguadores le quedarán por siempre en la memoria la desolación que presenciaron cuando retornaron a sus hogares tras el paso de Sandy.

En una suerte de previsión aparejada a las labores de evacuación todos salvaron la vida, aun cuando el huracán cercenó hasta las viviendas mejor construidas en esta playa ubicada al este de la entrada de la bahía. Todos marcharon a un lugar seguro mientras el mínimo de personas, los mejores preparados, quedaron para cuidar del poblado, aunque no hubiera mucho que hacer. De no ser por las cuevas y pedruscos elevados que están enclavados en el sitio y a los que acudieron cuando arreció la tormenta no serían hoy testigos vivos del desastre natural.

En la actualidad volvimos a mostrar y de forma más generalizada nuestra cara preventiva.

En el caso de las entidades estatales mantener actualizadas las políticas para preservar los medios materiales es otra asignatura que se debe estudiar día a día con todas las variantes posibles. De modo que cuando sople el viento lejano y se active la primera fase o se sacuda con fuerza la tierra, la reacción debe ser el no restar importancia a los eventos, por menores que parezcan. He ahí la esencia para soportar con el menor riesgo posible los fenómenos naturales.

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