Por Coral Vázquez Peña
Santiago de Cuba, 4 jul.— El esclavo africano perdió en América todas sus formas originarias de vida y se le impuso otras totalmente diferentes. En la mayor de Las Antillas el día de reyes los esclavos africanos acudían a la casa de gobierno para dar gracias y jurar lealtad, era la oportunidad de estar en contacto con la sociedad y de exteriorizar sus costumbres que contrastaban con las conocidas hasta ese momento.
Santiago de Cuba, 4 jul.— El esclavo africano perdió en América todas sus formas originarias de vida y se le impuso otras totalmente diferentes. En la mayor de Las Antillas el día de reyes los esclavos africanos acudían a la casa de gobierno para dar gracias y jurar lealtad, era la oportunidad de estar en contacto con la sociedad y de exteriorizar sus costumbres que contrastaban con las conocidas hasta ese momento.
El trayecto era todo un suceso musical y
social que llenaba de alegría las ciudades. Al son de los tambores el
resto del pueblo también cantaba y bailaba.
Así se conoció la conga, una manifestación aglutinante que llega a nuestros días y que por su enigmático ritmo goza de la preferencia de un número considerable de personas.
En la ciudad de Santiago de Cuba el día de San Juan, el 24 de junio las seis congas de la urbe hacen su recorrido por los distintos barrios como preámbulo al carnaval santiaguero y como una forma de mantener viva la tradición.
Unos días después, el 29 de junio día de San Pedro, vuelven a salir a las calles y les continúan Cristina el 24 de julio; Santiago, el Patrono de la ciudad el 25 y Santa Ana el 26 de julio.
Si bien es cierto que mucho ha llovido de entonces acá, innegable es que en esos días las empinadas calles santiagueras son testigo del enigmático ritmo que no hace distinción en trajes ni composturas, lo que importa es que haya personas arrollando delante y detrás de los tambores, con pasos y contoneos que excitan el cuerpo y exaltan el corazón.
A 500 años de la fundación de la villa de Santiago de Cuba, santiagueros y santiagueras y muchos visitantes continúan
disfrutando al compás de la conga, esa singular mezcla del trópico y África que llego un día para quedarse y que hoy forma parte de nuestra nacionalidad.
Así se conoció la conga, una manifestación aglutinante que llega a nuestros días y que por su enigmático ritmo goza de la preferencia de un número considerable de personas.
En la ciudad de Santiago de Cuba el día de San Juan, el 24 de junio las seis congas de la urbe hacen su recorrido por los distintos barrios como preámbulo al carnaval santiaguero y como una forma de mantener viva la tradición.
Unos días después, el 29 de junio día de San Pedro, vuelven a salir a las calles y les continúan Cristina el 24 de julio; Santiago, el Patrono de la ciudad el 25 y Santa Ana el 26 de julio.
Si bien es cierto que mucho ha llovido de entonces acá, innegable es que en esos días las empinadas calles santiagueras son testigo del enigmático ritmo que no hace distinción en trajes ni composturas, lo que importa es que haya personas arrollando delante y detrás de los tambores, con pasos y contoneos que excitan el cuerpo y exaltan el corazón.
A 500 años de la fundación de la villa de Santiago de Cuba, santiagueros y santiagueras y muchos visitantes continúan
disfrutando al compás de la conga, esa singular mezcla del trópico y África que llego un día para quedarse y que hoy forma parte de nuestra nacionalidad.
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