Plaza de la revolución

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lunes, 20 de octubre de 2014

MatamoroSon revitaliza el baile en pareja y reconoce valía de las composiciones soneras

Por Karina Sotomayor Otero

Cuando se va a la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales y la motivación es disfrutar de la música popular bailable, el público es parte de ese gran espectáculo que todo cubano sabe ofrecer cuando evoluciona con sus tradiciones. Este domingo la locomotora de la música cubana, la orquesta Van Van acompañó el abrazo que le ofrecieron santiagueros y santiagueras al inolvidable Juanito, como todos le conocieron. Juan Formell a través de su formación insigne volvió a esta geografía para enaltecer el son y la música cubana. Concluyó en la Plaza de la Revolución santiaguera esta edición del Matamoros y a nadie le queda dudas que aquí se bailó y se defendió el género por todo lo alto.

La fiesta popular cerró una edición que revitalizó el baile en pareja con presentaciones de formaciones y orquestas de primer nivel, con ritmos y elegancia se presentaron Adalberto Álvarez y su grupo, celebrando sus 30 años de vida artística, Pupi y los que son son, La Original de Manzanillo, entre otras.

Entre los sucesos más importantes tuvimos esos necesarios espacios para reconocer la valía de las disímiles composiciones así como el impacto de las agrupaciones de pequeño formato al género. Este Matamaroson trajo oportunidades únicas, entre ellas, el evento teórico “De Santiago traigo un son”, para dialogar sobre el género desde la indagación para salvar honras y reconocer talentos.

“Cuando se estudian las composiciones de la música hecha para bailar, específicamente del siglo XVIII al XX, llega la realidad de que este género está subvalorado ante la llamada música culta o académica; se olvidan contextos históricos y se obvia una verdad, a veces un texto musical es una crónica muy realista de lo que sucede socialmente en el momento en que sale al aire la pieza”, comentó la escritora e investigadora cubana Liliana Casanella Cué.

La música popular bailable  triunfó una vez más en plazas, teatros, barrios y hogares. Todo aquel que se llegó a este pedacito de Cuba regresó a su hogar cual promotor de nuestro patrimonio a nivel mundial. Igualmente cada estudioso ofreció ese aporte esclarecedor para visibilizar la realidad sobre nuestra herencia musical. Según Zenobio  Hernández Pavón hay que ir siempre a las agrupaciones de pequeño formato para entender la génesis de muchos géneros musicales, entre ellos, la trova, el bolero y el son cubanos.

Resumiendo  esta edición, se cumplió en gran medida lo que tanto añoró el Presidente de Honor del festival y sonero por excelencia, Adalberto Álvarez: la descarga  bohemia y familiar  desplazó al simple concierto y la pareja cubana una vez más ensalzó sus raíces  a ritmo sonero.

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