Plaza de la revolución

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viernes, 1 de agosto de 2014

Inhumación de los restos de Frank País y Raúl Pujols


Inhumación de los restos de Frank País y Raúl PujolsPor Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 1 ago.— Triste debió ser para la madre de Frank País, Doña Rosario García, la mañana de primero de agosto de 1957 cuando tuvo que sepultar a su querido hijo en el cementerio Santa Ifigenia, el mismo día en que ella cumplía 58 años de edad pues había nacido en una fecha como esa pero de 1899 en Galicia, España.

Los cadáveres de Frank y de su compañero de luchas Raúl Pujols no pudieron ser sepultados la tarde anterior debido a la hora en que los cortejos fúnebres legaron al camposanto santiaguero, por lo que hubo que depositarlos en su morgue hasta el siguiente día a las nueve de la mañana, cuando en ceremonia íntima familiar fueron inhumados los restos de ambos revolucionarios.

El cadáver de Frank País fue sepultado provisionalmente en la bóveda número siete del patio N, perteneciente a la familia Montoya-Hermosilla, debido a encontrarse en reparaciones la de los País-García, mientras que el enterramiento de Raúl Pujols se produjo en la bóveda numero ocho, patio X, propiedad de la familia San Miguel-Sánchez.

Ni al cadáver de Frank ni al de Raúl se le practicaron las autopsias correspondientes al considerar los médicos forenses Prieto y Cabrales que las causas de su fallecimiento eran demasiado evidentes: hemorragia interna causadas por heridas de balas. Por tanto, los certificados de defunción de ambos se clasificaron como Bertillón 166, código con que la dictadura trataba de encubrir los asesinatos de revolucionarios en Santiago de Cuba.

No obstante, en el libro de fallecidos del cementerio Santa Ifigenia se aprecian algunas anotaciones imprecisas; en el caso de Frank País señala como día de la muerte el primero de agosto, a las seis de la tarde y la edad 27 años, en tanto que el de Raúl Pujols indicaba que la edad era de 39 años y natural de Palma Soriano. En los dos casos aparecía la hemorragia interna como causa de muerte sin mencionar las heridas de balas que recibieron.

Ese primero de agosto de 1957 la ciudad de Santiago de Cuba amaneció silenciosa y prácticamente paralizada, pues el reclamo de huelga que en la víspera se manifestó durante el cortejo fúnebre de Frank País y Raúl Pujols comenzó a hacerse efectiva en esta fecha cuando los comercios no abrieron sus puertas, el aeropuerto se paralizó, el transporte público no circuló, mientras que los militares intervinieron la compañía eléctrica y telefónica para evitar afectaciones a esos servicios.

De esa forma, el pueblo santiaguero rindió el merecido  homenaje a sus héroes caídos Frank País García y Raúl Pujols Arencibia el día en que sus cadáveres exánimes bajaron a la tierra de la patria para cubrirlos por siempre de gloria.

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