Plaza de la revolución

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viernes, 6 de diciembre de 2019

Llevamos sangre de bronce

Por Ana María Lora Sosa (Estudiante de Periodismo)

Santiago de Cuba,6 dic.— Todo va bien, fueron sus últimas palabras. Quién imaginaría que aquel 7 de diciembre de 1896 en el poblado de San Pedro quedaría marcado un triste capítulo de nuestra historia, la caída en combate de nuestro Titán de Bronce.

Se le ve avanzar a su espíritu valiente entre la muchedumbre, sin temores ni dudas. Se le ve montar en su caballo y hacer retumbar con el machete en la mano la Plaza de la Revolución junto a un pueblo incansable y libre que va por más, mientras en Mangos de Baraguá se quedó impregnado el olor a rebeldía mambisa.

Hombre guerrero, humanista y de gran fortaleza. Se volvió el temor de las tropas españolas por sus notables hazañas militares, pero su repulsión ante el Pacto del Zanjón se ha quedado en la memoria como su principal muestra de patriotismo.

Cada uno de nosotros llevamos en nuestras venas una parte de él, un pedacito de bronce. Sangre que ama a su tierra y no permite que nadie se la ofenda, aprendimos de su pensamiento: «El que intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la contienda».

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