Plaza de la revolución

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jueves, 17 de octubre de 2019

La impronta de Abel Santamaría pervive en sitio que lo honra

Por Aída Quintero Dip

El complejo histórico Abel Santamaría Cuadrado, compuesto por el parque, la biblioteca y el museo, es uno de los sitios más emblemáticos de Santiago de Cuba por su estrecha relación con hechos significativos de la última etapa de lucha insurreccional.
  
Está enclavado en los remanentes del antiguo hospital civil Saturnino Lora y fue escenario de dos importantes sucesos que conmovieron a la ciudad, a Cuba entera, e incluso al mundo en 1953.
  
Precisamente el 26 de Julio, devenido Día de la Rebeldía Nacional, es ocupado el hospital por Abel y 22 jóvenes de la Generación del Centenario para apoyar desde allí el ataque al Cuartel Moncada, una de las principales fortalezas de la tiranía.
  
También en la salita de estudio de las enfermeras, el 16 de octubre de ese año se constituye el Tribunal de Urgencia para juzgar al abogado Fidel Castro y demás participantes en la gesta heroica y donde pronunció su conocido alegato de autodefensa La Historia me absolverá.
  
En sus predios presta servicios a estudiantes de todos los niveles de enseñanza la biblioteca pública Abel Santamaría, adonde acuden a beber del espíritu rebelde del joven de profundas raíces martianas que había nacido el 20 de octubre de 1927, día en que se cantó por vez primera en 1868 el Himno Nacional.
  
El complejo histórico fue inaugurado el 26 de julio de 1973 en saludo al aniversario 20 de la epopeya moncadista, y como reconocimiento al rico patrimonio que atesora fue declarado Monumento Nacional en 1998.
  
Mabel Roché, con 34 años como técnica de Museología del histórico lugar, habla con pasión de los valores del local, visitado asiduamente por estudiantes y personas que se vinculan al tema.
  
Rememora con especial cariño el recorrido en una ocasión del General de Ejército Raúl Castro y el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, y siente el dolor de que nunca el Comandante en Jefe lo visitara; piensa que tal vez eran muy fuertes los recuerdos vinculados con el más generoso e intrépido de sus compañeros, como él mismo lo calificara.
  
El inmueble cuenta con 10 salitas que reflejan la historia del hospital, con los hechos fundamentales desde que comenzó su construcción en la época colonial, hasta su declaración como Monumento Nacional.
  
La figura de Abel como uno de los más representativos combatientes de la Generación del Centenario y segundo jefe del Movimiento 26 de Julio encabeza el Memorial de los mártires.
  
Distingue el complejo de manera muy particular el monumento erigido a la memoria de Abel y sus compañeros, inaugurado en 1979 y obra del escultor santiaguero René Valdés Cedeño, compuesto por 95 bloques de mármol gris traídos de la Isla de la Juventud.
  
Consta de cuatro caras, en una está esculpida la efigie de José Martí como autor intelectual del ataque a la fortaleza militar, otra rinde honores a Abel, mientras la tercera refleja seis bayonetas en representación de la opresión sobre la justicia en aquella triste época que vivía la Patria.
  
La cuarta muestra la Estrella Solitaria de la Bandera y ese sublime verso del Himno de Bayamo: Morir por la Patria es vivir, que fuera pronunciado por Haydée Santamaría cuando le dijeron que su hermano había sido asesinado.
  
Todo es simbólico en ese entrañable sitio porque las columnas de agua de la fuente que parecen sostener el monumento exponen la claridad y pureza de los ideales de quienes estaban dispuestos a morir para que el Apóstol siguiera viviendo en el alma de la nación.
  
En su patio interior fueron sembradas 20 palmas como expresión de cubanía, las que encarnan la vida de los 20 jóvenes asesinados en la toma del hospital civil Saturnino Lora, el primero de los cuales fue el doctor Mario Muñoz Monroy.
  
Ese día iluminado para citarse con la historia acudieron allí 23 combatientes y solo sobrevivieron Melba Hernández, Haydée Santamaría y Ramón Pez Ferro.

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