Santiago de Cuba, 19 ago.— Una titánica lucha protagonizan los grupos de extensión agraria en las estructuras productivas del Plan Turquino en la provincia de Santiago de Cuba para contrarrestar los efectos del cambio climático en los ambientes de montaña donde se producen importantes recursos forestales y económicos.
No hay que olvidar que esos ecosistemas son fuente principal de agua que surca la Sierra Maestra por los municipios de Guamá y Tercer Frente y de la Sierra Cristal en el Segundo Frente, localidades donde se localizan las más mayores elevaciones de Cuba.
Hay que significar que la fragilidad de tales entornos, los valores de la biodiversidad y su papel en la producción de lluvias conducen obligatoriamente a un modelo de desarrollo sostenible que atenúe y revierta los problemas ambientales presentes.
Se pudiera mencionar que algunos de estos se relacionan con la disminución de la cobertura vegetal, las prácticas inadecuadas en el uso y laboreo de los suelos y el manejo de las cuencas hidrográficas. La relación incluye, igualmente, los impactos de las construcciones e infraestructuras, y la explotación de sus recursos.
Oportunas en estas reflexiones fueron las valoraciones que hiciera Ernesto Bueno, un viejo extensionista de café que reconoce el lomerío santiaguero como zonas de evolución, dispersión y endemismo a lo cual se adaptan condiciones de vida, transformaciones en cultivos como el café y cacao pero siempre protegiendo los suelos, flora y fauna.
Mencionaba el avezado el extensionista que el Programa de Desarrollo Cafetalero hasta el 2020, promueve ese cuidado con la aplicación de prácticas agroecológicas, siembra en terrazas, sistemas de riego por gravedad y rejuvenecimiento de las plantaciones del grano que elevan la productividad sin maltrato ambiental.
Hay que tener en cuenta que el café es el principal renglón económico de las montañas en el territorio santiaguero, y por ello sus pobladores crean una cultura sobre el cultivo que necesita de restos de cosechas, humus de lombriz y compost como fertilizantes agroecológicos para la renovación de los campos que producen, además, alimentos y ganado.
Otras acciones se llevan a cabo con especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), que permiten el oprdenamiento de las plantaciones por el sistema de siembra en torno a la pendiente lo cual admite integrar otras atenciones culturales.
De esta forma, cada montañés contribuye al desarrollo de las montañas como forma de preservar estos ecosistemas por su importancia nacional.
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