Por Martha Cabrales Arias
Santiago de Cuba, 8 ago.— Para Hildegardes Corrales la inclusión del término fidelista en el artículo cinco de la nueva Constitución es de lo más significativo y justo entre los cambios en la nueva ley de leyes que estudian hoy los cubanos.
Para esta santiaguera, que desde sus años juveniles se dedicó por entero a las transformaciones económicas y sociales a raíz del triunfo de la Revolución en enero de 1959, añadir el legado de Fidel Castro a la definición del Partido Comunista como único, martiano y marxista leninista, resulta trascendental.
Para Corrales se trata del reconocimiento a la inmensa obra del líder histórico como artífice de estas seis décadas del proceso emancipador vivido por los cubanos y a la organización política que él encabezó como fuerza dirigente superior de la sociedad y el estado.
Tras estudiar minuciosamente el documento que centrará el debate de la población a partir del lunes próximo, ella resalta también las novedades relacionadas con las estructuras y el gobierno del Poder Popular, sobre todo a partir de sus propias experiencias cuando se desempeñó en esas faenas.
Los casi 10 años en que trabajó como secretaria de la Asamblea provincial del Poder Popular avalan sus opiniones, enfiladas principalmente a considerar convenientes y superiores las nuevas propuestas, que propiciarán mayor participación y poder de decisión de los representantes de la comunidad.
Opinó que en la nueva normativa nacional se eliminan eslabones que a la larga resultaban inoperantes y entorpecían en ocasiones las soluciones y la rapidez para las decisiones acerca de problemas que afectan a los ciudadanos.
Elementos relacionados con la concepción de la ciudadanía efectiva y las posibilidades que se abren para los casamientos entre personas del mismo sexo estuvieron también entre los criterios expresados por la licenciada en Derecho en curso para trabajadores de la Universidad de Oriente.
Esos conocimientos jurídicos respaldan también sus valoraciones en torno a las tradiciones legislativas del país y el apego de los luchadores independentistas cubanos, en todas las épocas, a los conceptos derivados del cumplimiento estricto de la ley, expresado en las Constituciones que emanaron de la insurgencia.
Aludió también a los empeños constitucionalistas tras la victoria revolucionaria y a la necesidad actual de llevar a la Carta Magna las nuevas realidades de la economía y la sociedad cubanas, bajo la premisa de que 'la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado.'
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