Plaza de la revolución

Plaza de la revolución
Plaza de la revolución

domingo, 8 de enero de 2017

El pueblo de Fidel

Por Lourdes Palau Vázquez

Santiago de Cuba, 8 ene.— Hay acontecimientos que se inscriben en la historia de los pueblos por su impacto trascendente  en las masas, tal es el caso del discurso pronunciado por Fidel al concluir la Caravana de la Libertad que desde Santiago hasta La Habana reeditando la invasión mambisa de Oriente a Occidente llegó a la capital del país el 8 de Enero de 1959, hace justamente 58 años.

Entraban los barbudos a campos y ciudades y recibían el apoyo de toda Cuba que salía a dar vivas a la ansiada libertad y abría sus ojos a los sueños de un futuro luminoso que eliminara la pobreza y la muerte.

Allí van los rebeldes gritaban y se multiplicaron las muestras de cariño, Camilo, Fidel, Almeida, el Che y de pueblo en pueblo aquella caravana victoriosa afianzaba un camino que su líder histórico vaticinaba desde entonces como complicado y así lo hizo saber con claridad meridiana la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.

Como olvidar los abrazos y promesas de entonces ya cumplidas para miles de cubanos que conocedores de las glorias vividas por los rebeldes apostaron por consolidar la Revolución y apoyar a Fidel, el del Moncada el de la Sierra el que convidaba al pueblo a asumir los nuevos combates que vendrían y manifestaba en aquel discurso, su gratitud y confianza en el pueblo de Cuba.

"Creo que la Revolución triunfará sin que se dispare más un tiro, ¿saben por qué?  Porque es realmente admirable el grado de conciencia que se ha desarrollado en el país, el civismo de este pueblo, la disciplina de este pueblo, el espíritu de este pueblo; realmente, me siento orgulloso de todo el pueblo, tengo una fe extraordinaria en el pueblo de Cuba. Vale la pena sacrificarse por nuestro pueblo.

Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, cuando oigo hablar de tropas más o menos numerosas, yo siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra: ¡Esa tropa es el pueblo! 

Más que el pueblo no puede ningún general; más que el pueblo no puede ningún ejército. Si a mí me preguntaran qué tropa prefiero mandar, yo diría: prefiero mandar al pueblo, porque el pueblo es invencible. Y el pueblo fue quien ganó esta guerra, porque nosotros no teníamos tanques, nosotros no teníamos aviones, nosotros no teníamos cañones, nosotros no teníamos academias militares, nosotros no teníamos campos de reclutamiento y de entrenamiento, nosotros no teníamos divisiones, ni regimientos, ni compañías, ni pelotones, ni escuadras siquiera

Luego, ¿quién ganó la guerra? El pueblo, el pueblo ganó la guerra. Esta guerra no la ganó nadie más que el pueblo — y lo digo por si alguien cree que la ganó él, o por si alguna tropa cree que la ganó ella .Y por lo tanto, antes que nada está el pueblo.

Lo importante, o lo que me hace falta por decirles, es que yo creo que los actos del pueblo de La Habana hoy, las concentraciones multitudinarias de hoy, esa muchedumbre de kilómetros de largo porque esto ha sido asombroso, ustedes lo vieron; saldrá en las películas, en las fotografías, yo creo que, sinceramente, ha sido una exageración del pueblo, porque es mucho más de lo que nosotros merecemos

Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario