Plaza de la revolución

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sábado, 31 de diciembre de 2016

4 de enero, borrón y cuenta nueva...la historia no decide

Por José Raúl Castillo Argüelles/Foto TV

Santiago de Cuba, 31 dic.— No hay dudas, el 4 de enero marca una suerte de reinicio del campeonato para los cuatro aspirantes al título nacional del béisbol cubano porque la historia que se escribirá a partir de entonces no estará sujeta a condicionamiento alguno.

Lo que pasó en la etapas precedentes es, a estas alturas, una suerte de letra muerta y por lo tanto es muy aventurado inferir resultados mediante la simple apelación a estos antecedentes.

Las recientes incorporaciones de jugadores le cambian la configuración a los equipos en disputa al sellar posibles fisuras y robustecer su proyeccion; por lo que ahora, con un perfil más acabado,  son maquinarias mucho más difíciles de enfrentar.

Un pitcheo más profundo, una ofensiva fortalecida y una defensa que se ha de volver más hermética en razón de las recientes adquisiciones son ingredientes que vendrán a sazonar los siempre dramáticos y cautivantes partidos de la postemporada.

Matanzas, líder indiscutido del campeonato con récord en victorias incluído, tiene por delante el reto de coronar esa feliz trayectoria y conjurar los repetidos naufragios en play-off que le han impedido hacerse del cetro nacional.En verdad los Cocodrilos parecen encarar un dilema: ahora o nunca; porque si en medio de esta temporada de ensueño se les escabulle una vez más el título, la frustración alcanzará proporciones mayúsculas.

Encontrar en el camino hacia la final a los Alazanes de Granma podría parecer ventajoso si nos atenemos al hecho de que la tropa de Carlos Martí apenas pudo lograr el cuarto puesto de la clasificación y además el saldo bilateral es dominado 8-4 por los yumurinos.

Pero esta aparente ventaja es apenas un referente que nos deja anclados en el pasado.

La gran verdad es que los Alazanes, en cuya historia también menudean tropiezos en la fase de postemporada, están hambrientos de un título y saldrán al terreno con el fulminante poder de su respetable ofensiva, liderada por el bombardero Alfredo Despaigne, con una defensa que destacó por su eficiencia y con un pitcheo que articula brazos con notable solvencia para los tramos iniciales y finales del juego; aristas que de conjunto le pueden hacer vivir momentos de pesadilla al más encumbrado de los equipos.

Ciego de Ávila, monarca defensor, no tiene otra alternativa que defender a toda costa el cetro que ostenta y sus credenciales le dan absoluto respaldo para convertir ese objetivo en realidad. La estabilidad mostrada a  lo largo de la competencia, así como el contundente equilibrio en los tres órdenes del juego lo califican con creces para librar con excelentes opciones las batallas que se avecinan.

Los Tigres tendrán que encarar a los Azucareros de Villa Clara en el primer tramo del camino hacia el trono, adversario al que le ganaron 7 de 12 juegos disputados entre si, pero el dato no se traduce en garantía de nada.

Las huestes de Vladimir Hernández cuentan con herramientas suficientes para desmontar los planes del contrario, la adquisición del mítico jardinero espirituano Fréderich Cepeda le da un fuerte espaldarazo al ataque que cuenta además con otros importados de calibre como Alexander Malleta y Alexander Ayala,  al tiempo que la presencia del batallador y experimentado Alberto Bisset aporta al bulpén un lanzador muy trabajador que pueden resolver en aperturas pero también en la importante función del relevo.

Luego, la fase semifinal que disfrutaremos a partir del venidero día 4 de enero nos puede llegar antecedida por el favoritismo de Matanzas y Ciego de Ávila, una opinión que parece bastante generalizada y que puedo incluso suscribir pero más seguro que eso es el hecho de que está en ciernes una batalla sin tregua entre contendientes fuertemente armados y ello podría torcer inesperadamente el rumbo de los acontecimientos.

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