Plaza de la revolución

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miércoles, 27 de julio de 2016

El penúltimo repique por Mafifa, campanera mayor de Los Hoyos

Por María Elena López Jiménez

Santiago de Cuba, 27 jul.— Cuando guarden las congas diciéndole adiós a la fiesta mayor, vuelven el repique y la imagen de Mafifa a la sede de la conga de Los Hoyos, homenaje perenne del carnaval a Gladys Linares, la niña, la única campanera reconocida y famosa en esta ciudad.

La artista santiaguera Fátima Patterson, directora del conjunto “Macubá” llevó su historia a las tablas, obra ganadora del premio UNEAC en 1990. “Repique por Mafifa o la última campanera” es un monólogo – espectáculo musical de altos vuelos del teatro de relaciones; imbrica elementos esenciales de la cultura popular tradicional desde la narración oral, el canto, la danza hasta conceptos de los cultos sincréticos afrocubanos.

Cuenta Fátima en entrevista que la vida de “La Niña”, como le decían sus compañeros de conga fue tan impresionante para ella, que la caló en lo más profundo. Textualmente sus palabras: “Fallecida en 1984, era muy reconocida por su sentido de pertenencia al barrio y a su conga a la que estuvo vinculada por 25 años. Gladys fue una mujer incorporada al mundo machista que es la Conga de Los Hoyos; excelente trabajadora y amiga; se hizo respetar por ese grupo de hombres y por quienes la conocieron. Cuando muere, es la primera vez que una conga acompaña a uno de los suyos hasta su última morada…”

“Repique por Mafifa…” en su punto final, hace catarsis, llama al toque, la conga desborda y Gladys exclama: ¡Qué se abran todos los caminos y que corra el aguardiente, Pilili! ¡Qué el carnaval invada el reino de los muertos y de los vivos! ¡Que nunca se detenga!

Narran los tocadores que la campana de Mafifa no tuvo rival; en la memoria se conserva el momento de una presentación en la capital cubana en el año 1979, cuando el  repique de Gladys por encima de todos los tambores, emocionó al Comandante en Jefe Fidel Castro.

Un viejo vecino guarda como reliquias escritos de las huellas del carnaval. Hay uno sobre La Niña: escogió desde muy joven su instrumento; se enorgullecía de su “oído conguero” y en un taller cercano a la casa encontró una tambora de carro marca Chevrolet 1956 que al repiquetearla con un tornillo, supo que esa era la suya, su campana exclusiva que la acompañó hasta su muerte.

El toque de Mafifa sobre el acero era un singular diálogo con el coro de los tambores. Su última presentación la hizo en Cojimar, luego del Festival Carifesta; 7 horas ininterrumpidas de toque por las calles del poblado habanero; dicen que en esa oportunidad sustituyó a uno de sus compañeros en el bocú; constituyó la admiración de todos.

Recuerdan que le dijo a Sebastián Chan, por ese entonces director de la agrupación centenaria: “Chan si muero aquí, llévame hasta Santiago a golpe de conga”.

La noche del 12 de julio de 1984 recorrió la barriada querida que la vio nacer. Al día siguiente la noticia inundó a  todo el vecindario, “Mafifa murió”: Todos comentaron que ella lo presintió y Chan dijo que su corazón no aguantó más, estaba muy debilitado.

El Cocoyé la acompañó a golpe de conga; un mar de gente, de su pueblo la llevó hasta el cementerio Santa Ifigenia en una singular despedida, como nunca antes había sucedido.

Homenaje a la mujer que “campaneó a su instrumento como pocos”… Tal vez la única.

En el periódico Juventud Rebelde se publicó una sentida crónica del periodista Ángel Tomás: “Ninguno de los teletipos registró la noticia. Los diarios que suman casi un millón, permanecieron igualmente callados y los selectos espacios de televisión tampoco alteraron su rutina informativa sobre sucesos políticos, económicos, deportivos y culturales. Las estaciones de radio también ignoraron el acontecimiento... La conga de Los Hoyos ese día interpretó su mejor concierto como homenaje a su campanera mayor, única mujer que en los mil y tantos kilómetros de la Isla  de Cuba era instrumentista de una agrupación carnavalesca…”

Cuenta la crónica que en el momento de fallecer un negro ya viejo, lloró con lágrimas de hombre y abrazando al cuerpo muerto comentó, “Niña tú no puedes hacernos esto, tiene que estar con nosotros en los carnavales.

Y Gladys arrolló ese año en la fiesta mayor; escribió Ángel Tomás que no fue por un acto de resurrección, sino por un grupo de mujeres santiagueras, incitadas por el ejemplo de la Niña, que organizó una conga femenina para ese carnaval como memoria y legado de una dama que aparentemente no tuvo historia… Tipificó la fiesta del año: desde una joven de 15 años con su campana, hasta Tecla, ya añosa, la otrora cantadora de la tumba francesa “La Caridad de Oriente”.

Y cuando cierren las congas el desfile carnavalesco, en la Avenida Jesús Menéndez, hasta el anuncio del próximo jolgorio y sus salidas nuevamente el 24 de junio, día de San Juan, se extiende y se retoma la leyenda de una mujer, Gladys Linares Acuña, la campanera mayor, bien  nombrada “la Dama de la calle” y de la barriada de Los Hoyos.

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