La
fuerza musical adquirida por la ciudad de Santiago de Cuba impone que
el comité organizador del evento valore la posibilidad de convertirla en
subsede del Jazz Plaza. Así afirmaron algunos talentosos músicos de la
urbe oriental.
Por Dayron Chang Arranz
Santiago de Cuba, 21 dic.— Arturo O
Farril encuentra siempre en las raíces cubanas un motivo para la
experimentación. Nació en México, es jazzista norteamericano, pero
volver a Santiago, a la Sala Dolores, revela su preocupación por el
dialogo musical entre culturas.
Desde que visitó por primera vez la urbe, refiere el músico, se encontró con músicos muy finos como el director y líder del Cuarteto de Saxofones Juan Chacón o el también arreglista, compositor y pianista Marco Antonio Fernández. Por eso considera que Santiago de Cuba es un centro de educación importante para el jazz, pues sus escuelas entrenan músicos del futuro.
Para O Farril no basta con ser buen músico. Hay que tener visión progresiva en el arte. Esta es la cuna del son y de mucha música folclórica; elementos que según el ganador del Grammy se meten en la sangre y cuando estudias el jazz o lo que sea influye. Esa tradición hace que los artistas de esta tierra sean muy fuertes, tengan mucho ritmo, sabor y fuego.
La zorra y el cuervo, el Teatro Bertolt Bretch y algunas escuelas de arte habaneras serán otros de los escenarios que acogerieron durante la edición 31 del jazz plaza el repertorio del compositor. En ellos se realizarán intercambios culturales y clases prácticas, explico el músico.
Invocar a su padre, el multipremiado jazzista y trompetista Chico O Farril ha sido un atributo que define la creación del artista. Así lo hizo en Santiago de Cuba y lo hará durante la inauguración de un Snack Bar en la capital que lleva el nombre de quien fuera su padre pero también su profesor más cercano. “Traer las cenizas de este a La Habana es uno de mis sueños y anhelos más grandes que espero algún día poder cumplir; comentó.”
También lo es su lucha por consolidar el proyecto Cuba: La conversación continuada, disco nominado a los Latin Grammy. Con ello anhela romper el embargo entre el jazz norteamericano y afrolatino.
El disco grabado durante el Jazz Plaza de la edición 30 es para O Farril la obra de su vida. En el tuvo la oportunidad de trabajar con músicos como Bobby Carcasses, Alexis Bosh y otros de los Estados Unidos que no llegan mucho a Cuba.
Es una colaboración de mucho respeto que ha tenido gran aceptación tanto en el público como en la criticas.
Tales provechos representan una alegría para el músico pues ello simboliza la conversación continuada que debe existir entre los latinos y el jazz es norteamericano. De ahí su afán de continuar el dialogo con otros países como Colombia, Perú, Venezuela. "Tanto los latinos como los norteamericanos deben entender que esta herencia africana es para todos nosotros", reflexionó.
Albertico Lescay y Formas, el Cuarteto de saxofones, y otras agrupaciones santiagueras compartieron también durante este Jazz Plaza. Santiago de Cuba es buen punto de partida para quienes tienen esas ansias de diálogo y experimentación.
Tal se corrobora con su ya relevante encuentro Amigos del Jazz y también en uno de los mejores clubes jazzísticos del país –el Iris-. A ello se le suman noveles premiados en el JoJazz como Influencia así como las nuevas agrupaciones que se forman en las escuelas, ejemplos que testifican la labor del territorio para promocionar el género.
Tales potenciales defienden músicos como Albertico Lescay y deben ser tomadas en cuenta en venideras ediciones del Jazz Plaza “pues es sin duda Santiago de Cuba un escenario fuerte para hacer a la ciudad subsede de uno de los encuentros jazzísticos más importantes del continente”.
Desde que visitó por primera vez la urbe, refiere el músico, se encontró con músicos muy finos como el director y líder del Cuarteto de Saxofones Juan Chacón o el también arreglista, compositor y pianista Marco Antonio Fernández. Por eso considera que Santiago de Cuba es un centro de educación importante para el jazz, pues sus escuelas entrenan músicos del futuro.
Para O Farril no basta con ser buen músico. Hay que tener visión progresiva en el arte. Esta es la cuna del son y de mucha música folclórica; elementos que según el ganador del Grammy se meten en la sangre y cuando estudias el jazz o lo que sea influye. Esa tradición hace que los artistas de esta tierra sean muy fuertes, tengan mucho ritmo, sabor y fuego.
La zorra y el cuervo, el Teatro Bertolt Bretch y algunas escuelas de arte habaneras serán otros de los escenarios que acogerieron durante la edición 31 del jazz plaza el repertorio del compositor. En ellos se realizarán intercambios culturales y clases prácticas, explico el músico.
Invocar a su padre, el multipremiado jazzista y trompetista Chico O Farril ha sido un atributo que define la creación del artista. Así lo hizo en Santiago de Cuba y lo hará durante la inauguración de un Snack Bar en la capital que lleva el nombre de quien fuera su padre pero también su profesor más cercano. “Traer las cenizas de este a La Habana es uno de mis sueños y anhelos más grandes que espero algún día poder cumplir; comentó.”
También lo es su lucha por consolidar el proyecto Cuba: La conversación continuada, disco nominado a los Latin Grammy. Con ello anhela romper el embargo entre el jazz norteamericano y afrolatino.
El disco grabado durante el Jazz Plaza de la edición 30 es para O Farril la obra de su vida. En el tuvo la oportunidad de trabajar con músicos como Bobby Carcasses, Alexis Bosh y otros de los Estados Unidos que no llegan mucho a Cuba.
Es una colaboración de mucho respeto que ha tenido gran aceptación tanto en el público como en la criticas.
Tales provechos representan una alegría para el músico pues ello simboliza la conversación continuada que debe existir entre los latinos y el jazz es norteamericano. De ahí su afán de continuar el dialogo con otros países como Colombia, Perú, Venezuela. "Tanto los latinos como los norteamericanos deben entender que esta herencia africana es para todos nosotros", reflexionó.
Albertico Lescay y Formas, el Cuarteto de saxofones, y otras agrupaciones santiagueras compartieron también durante este Jazz Plaza. Santiago de Cuba es buen punto de partida para quienes tienen esas ansias de diálogo y experimentación.
Tal se corrobora con su ya relevante encuentro Amigos del Jazz y también en uno de los mejores clubes jazzísticos del país –el Iris-. A ello se le suman noveles premiados en el JoJazz como Influencia así como las nuevas agrupaciones que se forman en las escuelas, ejemplos que testifican la labor del territorio para promocionar el género.
Tales potenciales defienden músicos como Albertico Lescay y deben ser tomadas en cuenta en venideras ediciones del Jazz Plaza “pues es sin duda Santiago de Cuba un escenario fuerte para hacer a la ciudad subsede de uno de los encuentros jazzísticos más importantes del continente”.
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