Plaza de la revolución

Plaza de la revolución
Plaza de la revolución

miércoles, 23 de diciembre de 2015

La ciudad que se mueve, se cae, pero se levanta


Terrremotos Santiago de CubaLa Doctora Olga Portuondo Zuñiga, historiadora de la ciudad de Santiago de Cuba obtuvo con su libro sobre la historia de los terremotos en esta ciudad el Premio Ramiro Guerra

Por Dayron Chang Arranz

Santiago de Cuba, 23 dic.— Por momentos esta ciudad se convierte en un incitar de tensiones, gritos y temperamentos volátiles. Basta con sacudir las emociones de una villa que se sustenta de pura alma. Sus estremecimientos y terremotos, han poseído ese don de arrancar Padres Nuestros y han sacudido la emoción de una ciudad que debe en parte su personalidad a estos fenómenos inesperados.

Terrremoto 1932  Santiago de CubaEl hecho de que Santiago de Cuba se encuentre en una zona sísmica ha influido en la conciencia colectiva de los habitantes de la ciudad. Por eso creo que resulta importante resaltar algunos sismos que han tenido cierta connotación dentro de la misma historia. Por ejemplo en 1578 hubo un fuerte terremoto y en 1624 pero la ciudad todavía no estaba conformada, explica la historiadora Olga Portuondo.

De importancia por la magnitud del mismo fue el de 1766 que destruyó prácticamente completa la urbe y generó preocupaciones entre los arquitectos de la época quienes comenzaron a pensar como construir y levantar edificaciones resistentes ante aquellos constantes e impredecibles movimientos telúricos.

El terremoto de 1678 favorece un intento de control por parte de unos corsarios franceses, pero no fue hasta 1852 que ocurre un sismo considerado hasta la actualidad como una verdadera catástrofe.

Terrremoto 1932  Santiago de CubaLa cuidad había alcanzado un nivel determinado de acabado bastante alentador y un grado de prestancia como núcleo urbano y esto provoca serias lesiones en sus construcciones. Como réplica vendría una epidemia de cólera que causó miles de muertes, por lo que se empiezan a tomar las medidas higiénicas necesarias, aun cuando el cementerio que se encontraba en las alturas de Santa Ana, fue insuficiente para el hábitat santiaguero.

En esa etapa es válido reconocer la labor reconstructiva del gobernador Carlos Vargas de Machuca durante su periodo de mandato posterior a este terremoto.

Después de esto, durante un largo periodo no va a producirse un terremoto de gran relevancia en la ciudad hasta 1932.

En ese momento se encontraba en acción la dictadura de Gerardo Machado. Esta situación política y el terremoto tienen una gran vinculación pues a raíz del mismo una serie de aportes que se realizan para los damnificados nunca llegarían a mano de los mismos. Eso exacerba la lucha contra el dictador y el régimen.

Cuando se produce el terremoto más cercano de 2011 prácticamente no afecta a la ciudad aunque la intensidad fuera de 5.2 pues se había adquirido a lo largo de los años una cultura de la precaución. Aun así, algo que si se conserva de antaño según Olga es la frase que los más viejos decían cuando se produce el movimiento que es: Misericordia.
Pero lejos de cualquier cataclismo, hablar de la construcción de la personalidad de los santiagueros, es incluso más enigmático que dicho fenómeno. Una villa barnizada de cultura, hace de estos fenómenos desolaciones la más idílica melodía escrita con brochas, plumas y reminiscencias partidas.

Estos fenómenos han dado lugar a creaciones literarias como es el caso de Miguel Serrano o el de José Julián Bravo, quien escribiera un texto relacionado con la Virgen de la Caridad a raíz del terremoto de 1766. En 1852 varios efectos reseñarían las impresiones que quedaban en la población. El propio Merito Guevara hizo también algunos apuntes de dibujo en litografías resultado del terremoto de 1852.

En el caso de 1932 el movimiento provocó una serie de anuncios publicitarios y una serie de noticias en los diarios más importantes de la época, argumentos que fueron útiles para la investigación desarrollada por la Premio Nacional de Ciencias Sociales.

Algunos dicen que es la capital de las misericordias resonantes. Que se mueve, se cae, pero que se levanta. La esencia de nuestros habitantes, se ha visto fortalecida, aunque nunca lo suficiente, por estos mal recibidos inesperados. Por eso siempre viene la calma después de la tormenta, siempre habrá escombros que se convertirán en arcilla, siempre habrá misericordias que susurrar en voz alta. Por eso siempre, y solo siempre los santiagueros dejan escapar entre lomas y calores una sonrisa con peso de resistencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario