Por Noris Rosado Figueredo
Santiago de Cuba, 28 abr.— Muchas veces usted oye o ve en la televisión algún relato o imagen y rápidamente lo lleva a la idea, pero la realidad es mucho más rica y las expectativas se quedan muy por debajo de lo que oyó o vió.
Santiago de Cuba, 28 abr.— Muchas veces usted oye o ve en la televisión algún relato o imagen y rápidamente lo lleva a la idea, pero la realidad es mucho más rica y las expectativas se quedan muy por debajo de lo que oyó o vió.
Esto sucedió, durante la visita al Museo de Cera, en Bayamo, la Ciudad Monumento, en la hermana provincia de Granma.
Mientras haces la cola para entrar al lugar, sientes que la curiosidad va creciendo, pero cuando traspasas la puerta, te estremeces, porque ahí, sentado frente a un buró, a tu izquierda, está la figura del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, y a la derecha, de pie, como dando la bienvenida a su ciudad, está la imagen del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.
Continúas el viaje dentro del pequeño recinto, y te sorprende de pie, con un balón en la mano, el joven Fabio Di Celmo, quien fuera víctima del terrorismo, mientras visitaba La Habana.
Sentado, vestido de blanco, y con su gesto característico, te recibe el ya fallecido Gabo, Gabriel García Márquez, el querido escritor, amigo de Fidel y de Cuba. También están las estampas de Ernest Heminguey, el escritor de El Viejo y el Mar; de Carlos Puebla, el cantor del pueblo, Rita la Caimana, ésa que inspiró al Dúo Los Compadres y así otras figuras.
En el salón del Museo de Cera, te reencuentras con las estampas de Bola de Nieve, sentado ante un piano, a su lado La Única, Rita Montaner, Sindo Garay, Compay Segundo y El Guayabero con su guitarra.
En el recorrido, verás con su elegante sombrero y bastón, al Sonero Mayor, Benny Moré, muy cerca, con su camisa de mangas largas y su sombrero, Polo Montañez, el Guajiro Natural y con un micrófono de pie, con su saco malva rosa y su pantalón gris, me esperaba Juan Formell, cronista de la Revolución y gran compositor cubano.
A su lado, muy bajito, para mi y para él, canté “El Buey Cansao”, y con un poco de prudencia, eché un pasillito. Me despedí de él, y le dije: tu pueblo nunca te olvidará.
Al salir del Museo de Cera, de la ciudad de Bayamo, pensé que eso, no podía ser una experiencia sólo mías. Mis amigos también tienen derecho a disfrutar de esta emoción, de este lugar que es una joya de la cultura cubana.
Mientras haces la cola para entrar al lugar, sientes que la curiosidad va creciendo, pero cuando traspasas la puerta, te estremeces, porque ahí, sentado frente a un buró, a tu izquierda, está la figura del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, y a la derecha, de pie, como dando la bienvenida a su ciudad, está la imagen del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.
Continúas el viaje dentro del pequeño recinto, y te sorprende de pie, con un balón en la mano, el joven Fabio Di Celmo, quien fuera víctima del terrorismo, mientras visitaba La Habana.
Sentado, vestido de blanco, y con su gesto característico, te recibe el ya fallecido Gabo, Gabriel García Márquez, el querido escritor, amigo de Fidel y de Cuba. También están las estampas de Ernest Heminguey, el escritor de El Viejo y el Mar; de Carlos Puebla, el cantor del pueblo, Rita la Caimana, ésa que inspiró al Dúo Los Compadres y así otras figuras.
En el salón del Museo de Cera, te reencuentras con las estampas de Bola de Nieve, sentado ante un piano, a su lado La Única, Rita Montaner, Sindo Garay, Compay Segundo y El Guayabero con su guitarra.
En el recorrido, verás con su elegante sombrero y bastón, al Sonero Mayor, Benny Moré, muy cerca, con su camisa de mangas largas y su sombrero, Polo Montañez, el Guajiro Natural y con un micrófono de pie, con su saco malva rosa y su pantalón gris, me esperaba Juan Formell, cronista de la Revolución y gran compositor cubano.
A su lado, muy bajito, para mi y para él, canté “El Buey Cansao”, y con un poco de prudencia, eché un pasillito. Me despedí de él, y le dije: tu pueblo nunca te olvidará.
Al salir del Museo de Cera, de la ciudad de Bayamo, pensé que eso, no podía ser una experiencia sólo mías. Mis amigos también tienen derecho a disfrutar de esta emoción, de este lugar que es una joya de la cultura cubana.
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