Plaza de la revolución

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jueves, 1 de enero de 2015

De la ciudad que vivimos a la ciudad que soñamos


Omar LópezPor Dayron Chang Arranz

 Al Director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba Omar López se le ve por estos días diseminado en las diversas obras que se restauran en función del medio milenio de la villa santiaguera. El proyecto se considera uno de los más grandes que se ha acometido en el país.
P: -¿En qué medida confiar el liderazgo del proceso de recuperación de los centros históricos a una autoridad especializada como usted ha favorecido la eficiencia de los objetivos que animaron la creación de las Oficinas del Conservador en las ciudades patrimoniales de Cuba?

E: En realidad el trabajo de conservación del patrimonio edificado es algo que unifica muchos aspectos que deben de ser considerados y solamente una entidad especializada es capaz de enfrentar un proceso con esa complejidad y dinámica.

El patrimonio de las ciudades históricas integra el patrimonio material y espiritual. No tenemos ciudades vacías; son ciudades llenas que están cargadas de cultura y el trabajo de conservación tiene que intervenir prácticamente en todos los aspectos que hagan posible una fuerte visibilidad de los elementos fundamentales.

Un paisaje histórico urbano no solo es el conjunto de edificios, es la manera en  que existe la traza de la ciudad, la forma en que éste paisaje urbano se desarrolla e integra las viviendas con los edificios públicos notorios, con las plazas, los parques y paseos. Elementos a los cuales se le une todos los valores acumulados en el tiempo: edificios de distintas épocas y estilos. Eso con una población que no siempre es capaz de comprender y entender el valor que está encerrado en eso.

La labor de una entidad especializada es imprescindible puesto que el accionar tiene que ser directo y conjunto. Tienen que participar los sociólogos, urbanistas, arquitectos e ingenieros porque cada uno pone su parte para que el producto integral que es la ciudad histórica pueda realmente revitalizarse.

No quiere decir que esa entidad haga todo. Hay un nivel de dirección, de llamado. Estas entidades son responsables de los planes maestros, de elaborar las estrategias, teniendo en cuenta  un concepto de sustentabilidad donde todo se integre y buscando que el turismo se manifieste de manera positiva en la ciudad histórica.
Pero lo más importante es que se tenga un pensamiento amplio y diverso a la hora de enfrentar dicho patrimonio.

P: -Bajo el principio de la sostenibilidad y con énfasis en la cultura como el principal leit motiv de la obra y los habitantes como autores y beneficiarios. ¿Qué importancia tendría que este modelo de gestión integral le conceda idéntica prioridad tanto al mejoramiento de la calidad de vida de la población como a la arquitectura?

E: El trabajo en la ciudad histórica parte de una serie de principios que son básicos. Evidentemente han existido líneas que a veces son un poco historicistas de conservar el edificio y la ciudad casi como si estuviera en una maqueta o una vitrina. Ese no es el sentido del trabajo que hacemos.

Construimos una ciudad para la población, para el que la vive y la disfrute. Hacemos los trabajos para que perduren en el tiempo como un código de identidad.

El individuo que vive en una ciudad patrimonial es un portador de cultura y forma parte esencial de ese hecho extraordinario que es la ciudad histórica.

Cuando trabajamos un sector, las personas que lo habitan o que trabajan en el lugar, son participes de ese proceso de recuperación. No del proceso en sí que de hecho es importante, sino de la conservación, la rutina posterior, que hay que tener en cuenta para que la ciudad se mantenga.
El tratamiento posterior, es lograr la conciencia ciudadana de que ese parque que ha sido recuperado, ese edificio que se le ha devuelto su valor hay que protegerlo haciéndole los mantenimientos adecuados, tratando de que no se dañe, ni que exista impacto del deterioro.

No tiene sentido que trabajemos el patrimonio edificado y no el espiritual. La oficina hace un papel dirigente,  estratégico pero la movilización efectiva de los financiamientos y de las actuaciones corresponde a muchos actores.

P: -Santiago de Cuba actualmente es un ejemplo de ello.

E: La ciudad se prepara para el 500 aniversario no es la oficina que se prepara para el 500. Por lo tanto todos los actores con posibilidades actúan sobre la villa, pero a la vez existe una población que es portadora, que participa en acciones culturales diversas y todos ellos forman parte de ese accionar. Para nosotros es muy importante conservar la arquitectura colonial santiaguera, pero también es importante conservar el patrimonio musical, como es importante conservar el pregón, la corneta china, las tradiciones, los hábitos, los valores que nos identifican.

Sabemos que existe lo cubano, pero también existe lo santiaguero. Nosotros estamos en la obligación de estudiar para trabajar en función de conservar todo aquello que nos hace a nosotros singulares.

P: -Por eso el trabajo tiene que ser integral…

E: Hay arquitectos e ingenieros que trabajan en el proyecto de un edificio. Hay urbanistas y sociólogos que estudian las características de un ámbito urbano, de un paisaje ya sea fortificado, asociativo, o cualquier tipo de modelo.

La ciudad histórica es un reservorio especial de ese patrimonio espiritual. Si no actuamos de manera integral en él entonces el resultado sería deficitario, no sería ese lugar esencial y especial que esperamos los santiagueros alcanzar.

P: -La Oficina del Historiador de la Habana es un hito nacional e internacional. ¿En qué medida a partir de esa experiencia pionera hemos nosotros singularizado nuestra labor en virtud de un modelo particular de desarrollo?

E: Eusebio Leal ha logrado un impacto extraordinario en la ciudad histórica de La Habana y pienso que eso ha traído consecuencias y motivaciones no solo para Cuba sino para muchos centros históricos del mundo.

Aun así el patrimonio es diverso y distinto, no siempre se acomete de la misma manera. Las oficinas han logrado formar un cuerpo de profesionales y especialistas que le ha permitido tomar aquella experiencia pero llevándola a esos modelos propios que están muy vinculados a las características especiales que tiene cada centro.

En La Habana Vieja el centro histórico es patrimonio de la humanidad y es un foco de atención muy importante para la Oficina de La Habana. En el caso nuestro tenemos un patrimonio mundial que es un sitio fortificado: el Castillo del Morro. Tenemos el paisaje arqueológico cafetalero.

Tal circunstancia nos obliga a buscar vías diferentes a la hora de enfrentar las características de nuestro patrimonio. Eso no quita que existan elementos estratégicos que son comunes. Por eso es que existen nuestras oficinas y compartimos nuestro trabajo, hacemos intercambios y la oficina de La Habana un poco es matriz y escuela de muchos de los elementos de los cuales participamos.

Somos fieles seguidores de ideas estratégicas que son básicas en un modelo social. Pero las soluciones las hacemos adaptadas a las condiciones específicas del sitio que estamos protegiendo de la arquitectura o el urbanismo.

¿Quieres singularidad más especial para los santiagueros que estar en una zona sísmica? Nuestra arquitectura es de riesgo. Por aquí pasan ciclones como por toda Cuba, pero por aquí ocurren terremotos. Eso hace que nuestras instalaciones posean elementos esenciales y la manera que enfrentamos su restauración parten de esas situaciones que le son propias.

¿Cómo hacemos el tratamiento con la familia y la población? Cómo enfrentamos el patrimonio no como un hecho elitista sino como un hecho participativo donde todos tengan una incidencia, donde el especialista no esté en una urna de cristal sino a pie de obra evaluando cada proceso eso es parte de la estrategia común que han  desarrollado las oficinas cubanas.

P: -¿Cómo ese modelo ha logrado impactar de manera concreta en la modificación de los ambientes y condiciones que estimulan conductas marginales?

E: Los proyectos de revitalización se hacen para frenar precisamente esa marginalización, frenar el deterioro y conservar el patrimonio edificado y espiritual que son la base que identifican esos grupos o asentamientos humanos.

El plan maestro decide cómo incidir, priorizar, cuáles son los sectores más vulnerables, la población más afectada, cómo recuperar el patrimonio en función de las capacidades económicas y sociales que tiene una población en un ámbito determinado.

Nos acercamos a los 500 años y la oficina venía trabajando en la revitalización de la urbe, en proyectos tan importantes como Enramadas vive para recuperar el eje comercial de la ciudad así como 25 ámbitos de interés histórico que tiene Santiago como es el Área Monumental 26 de julio, el Parque Céspedes y su entorno, la Placita de Santo Tomás, la Loma del Intendente.

Pero llegó un ciclón y pasó por encima de la ciudad y nos detuvo con fuertes impactos donde no hubo monumento que no tuviese una afectación. Todo el mundo sabe que 15 000 familias santiagueras se quedaron sin techo. Entonces la estrategia tuvo que moverse e ir atrás. Tuvimos que de nuevo incidir en edificios
que ya habíamos recuperado. El Museo Bacardí sin techo donde se guarda tanta gloria, el Cementerio Santa Ifigenia, patrimonio extraordinario con 184 tumbas afectadas Sin embargo no nos olvidamos del patrimonio, pero se decidió trabajar de manera conjunta y salvar un tema tan sensible como el fondo habitacional donde estaban también las viviendas patrimoniales y salvar también los edificios públicos con que cuenta la urbe.

Cada vez que incidimos en un lugar se mueve la calidad de vida. Los fenómenos negativos que mueven ese sector se movilizan generalmente a favor de lo que se ha hecho, a favor de que la ciudad este mejor. Eso se educa.

La urbe es también un ente de enseñanza y esos ámbitos que se van recuperando se convierten en ámbitos escuelas, en proyectos semilla. Ese proceso de revitalización incorpora muchos elementos a favor de diversos grupos sociales.

Es ese el anhelo de los santiagueros: ir de la ciudad que vivimos a la ciudad que soñamos. Una ciudad con calidad de vida para todo el que está en ella, pero también todo el que llegue y la visite pueda disfrutar de eso que a lo largo de cinco centurias ha construido el santiaguero con sus manos y su inteligencia.

No es solo ver al Museo de Ambiente Histórico, joya de la arquitectura latinoamericana o la Catedral Primada, que fue donde nació la música cubana. Es ver también la conga oriental, la música coral, la trova y el pregón caminando por la calle, e identificar en todo eso una cultura auténtica y única.

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