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miércoles, 8 de octubre de 2014

Arqueología de edificios históricos: una ciencia que renace en las montañas


Arqueología de edificios históricos: una ciencia que renace en las montañasPor Kenia Tabares Robles/Foto José Vladimir Pérez

Santiago de Cuba, 8 oct.— La arqueológica ha dejado atrás ese mundo pequeño, que sólo la vinculaba a la excavación e identificación de objetos y restos fósiles. Actualmente esa ciencia se auxilia de muchas ramas científicas para lograr sus objetivos, pues además de valerse de las ciencias tradicionales, como es la Historia, aprovecha ciencias tan alejadas como la Sociología y la Filosofía en sus análisis.

En el Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba, avanza el estudio de edificios históricos. Una de las múltiples aristas de la arqueología histórica se desarrolla en la hacienda cafetalera La Gran Sofía.

Ese cafetal es uno de los más representativos dentro de las 171 plantaciones declaradas Patrimonio de la Humanidad, al conservar la mayor cantidad de estructuras vinculadas al proceso industrial del café por método húmedo, los barracones que albergaban los esclavos de la mayor dotación de la región, y la casa de vivienda del propietario de la hacienda.

La Gran Sofía es un vasto ejemplo de cómo las ciencias se integraron para estudiar los valores del cafetal más grande que había en Santiago de Cuba durante la tercera década del siglo XIX. En el desarrollo de la investigación participaron disímiles especialidades: antropólogos, geógrafos, fotógrafos, historiadores del arte, especialistas en análisis de materiales, biólogos, botánicos y restauradores de bienes patrimoniales.

Para cumplimentar los estudios fueron necesarios expertos en estudios documentales. Ellos centraron su interés en la extracción de datos relativos a las obras y a sus transformaciones, evitando las digresiones historiográficas que con frecuencia provocan limitaciones para una intervención arqueológica eficaz.

El vaciado sistemático de la documentación localizada en bibliotecas y archivos, nacionales y foráneos, proporcionó la información necesaria acerca de la evolución histórica de la localidad y referencias de las investigaciones realizadas hasta el momento, relacionadas con el objeto de estudio.

Según Yaumara López Segrera, quien obtuvo el Doctorado en Ciencias a través de la investigación: Del Paradigma Tecnológico al Paisaje Arqueológico: presencia francesa y cultura del café en el sudeste cubano en la primera mitad del siglo XIX, a esta acción se sumó la utilización de fuentes orales para acercarse al conocimiento de elementos que una vez desaparecidos del paisaje pudieran permanecer en la memoria popular.

El otro pilar en la investigación fue el arquitecto especialista en restauración y conservación de edificios históricos que, al integrarse al equipo, enriqueció el estudio.

Los historiadores de arte y los geógrafos acoplaron sus conocimientos resumiendo que la hacienda cafetalera La Gran Sofía, pertenece al circuito cafetalero número dos Gran Piedra, y se localiza a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, en la ladera noroeste del Pico Mogote y a ocho kilómetros al este del asentamiento Gran Piedra.
La misma fue fomentada a inicios de la tercera década del siglo XIX, y aparece referida en la documentación de esos años como la Sophia, propiedad de la sociedad formada por Santiago Wright, Antonio Vinent y Enrique Shelton. Con fecha 27 de noviembre de mil 872 estuvo asentada su venta, con el nombre de la Gran Sofía, por pacto de retro efectuada por su propietario Juan Fernández de Castro, al Banco de Cuba.

López Segrera en su Tesis de Doctorado señaló además, que "dadas las características de este complejo agroindustrial, y su distribución, por lo regular dispersa y adaptada a la topografía, se dispuso la realización de labores de exploración arqueológica. Por medio del análisis visual del espacio, estas acciones permitieron reconocer los vestigios estructurales emergidos o parcialmente enterrados que componen el sistema de producción y vida de la plantación y su estado actual de conservación. Durante esa etapa los arquitectos desempeñaron un rol esencial".

Las investigaciones documentales y labores de campo realizadas hasta el presente en la hacienda cafetalera La Gran Sofía, han establecido la base científica para la formulación de los lineamientos básicos para la intervención arqueológica. Actualmente, esta estrategia se pone en práctica en la hacienda Fraternidad, la cual es objeto de estudio y de obra para los especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad.

Un equipo multidisciplinario asume el complejo proyecto, pues se prevé la restauración y conservación de ese sitio patrimonial para el 2015, en saludo a los 500 años de la villa de Santiago de Cuba.

*Con la colaboración de la Dra. C. Yaumara López Segrera

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