Por Coral Vázquez PeñaSantiago de Cuba, 4 jun.— En los últimos años el tema del Medio Ambiente ha cobrado un auge inusitado que se justifica por la creciente toma de conciencia del rol que tiene en el bienestar de los seres humanos y por los aportes de las investigaciones, las cuales han demostrado el impactante efecto en la conservación o deterioro de la salud.
En muchas ocasiones la especie humana
sólo se limita a analizar el daño que le hace el hombre a la capa de
ozono, a los mares, los bosques y los suelos, sin detenerse a pensar que
existe también uno muy grave que afecta directamente al ser humano,
causando daños biológicos, síquicos, sociales y de igual manera al
entorno en que se desenvuelve.
Ese trata del ruido, una de las principales causas de preocupación en las ciudades, ya que incide en la calidad de vida y puede provocar además, efectos nocivos sobre la salud, el comportamiento y las actividades del hombre.
La mejor medida contra este modo de contaminación sería incorporar un estudio de niveles acústicos a la planificación urbanística pero ello conlleva a un costo elevadísimo.
Entonces es más eficaz adoptar medidas preventivas y potenciar campañas de educación medio-ambiental, para que todos contribuyan y exijan la disminución de los niveles de ruido.
Aprender a discriminar los sonidos que construyen y destruyen, los que ayudan a crecer, los que curan y armonizan y los que nos hacen enfermar, es salvar el medio ambiente.
En Cuba la Ley de Protección del Medio Ambiente prevé este accionar y son encargados de velar por su cumplimiento los Ministerios de Salud Pública y el de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales garantiza que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.
A través de reportes periodísticos, dramatizados, spot, comparecencia y comentarios, la prensa impresa, la radio y la televisión también realizan una apreciable labor de educación ambiental pero sin dudas a cada una y uno nos corresponde mantener un adecuado comportamiento donde quiera que nos encontremos para entregarles a nuestros hijos, y a los hijos de ellos un mundo saludable.
Ese trata del ruido, una de las principales causas de preocupación en las ciudades, ya que incide en la calidad de vida y puede provocar además, efectos nocivos sobre la salud, el comportamiento y las actividades del hombre.
La mejor medida contra este modo de contaminación sería incorporar un estudio de niveles acústicos a la planificación urbanística pero ello conlleva a un costo elevadísimo.
Entonces es más eficaz adoptar medidas preventivas y potenciar campañas de educación medio-ambiental, para que todos contribuyan y exijan la disminución de los niveles de ruido.
Aprender a discriminar los sonidos que construyen y destruyen, los que ayudan a crecer, los que curan y armonizan y los que nos hacen enfermar, es salvar el medio ambiente.
En Cuba la Ley de Protección del Medio Ambiente prevé este accionar y son encargados de velar por su cumplimiento los Ministerios de Salud Pública y el de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales garantiza que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.
A través de reportes periodísticos, dramatizados, spot, comparecencia y comentarios, la prensa impresa, la radio y la televisión también realizan una apreciable labor de educación ambiental pero sin dudas a cada una y uno nos corresponde mantener un adecuado comportamiento donde quiera que nos encontremos para entregarles a nuestros hijos, y a los hijos de ellos un mundo saludable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario