Plaza de la revolución

Plaza de la revolución
Plaza de la revolución

miércoles, 9 de abril de 2014

La huelga del 9 abril, enseñanza para la Revolución


Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 9 abr.— Si la huelga general convocada en Cuba por el Movimiento 26 de Julio para el 9 de abril de 1958, hace 56 años, es uno de los hechos de nuestra gesta insurreccional que habrá que recordar siempre, no solo por sus resultados adversos, sino por las enseñanzas que dejó para el accionar futuro de la Revolución.

Esa huelga tenía como fin acelerar el derrocamiento de la dictadura existente en Cuba y fue convocada en la Sierra Maestra desde el 12 de marzo de MIL 958, en una proclama al pueblo de 21 puntos, donde se llamaba a la insurrección general contra el régimen teniendo en cuenta la efervescencia revolucionaria que se manifestaba en ese período.

Sin embargo, el 9 de abril, a pesar de las múltiples acciones que se desarrollaron en el país como paros obreros, sabotajes, combates urbanos de la red clandestina en las montañas por el Ejército Rebelde entre otros, quedó claramente evidenciado que las condiciones objetivas y subjetivas para una huelga de tal magnitud no estaban creadas, lo que provocó su fracaso.

Durante la huelga el régimen dictatorial desató una feroz represión por todo el país provocando la muerte de más de un centenar de valiosos compañeros de la red urbana clandestina, además de cientos de combatientes presos, exiliados, sumergidos en la clandestinidad o alzados.

La huelga dejó también el desaliento momentáneo de las masas, mientras que provocó un injustificado optimismo de la dictadura,  pensando que había desarticulado al Movimiento 26 de Julio, organizando una poderosa ofensiva militar contra la Sierra Maestra, que inició en los primeros días de mayo.

En un análisis que sobre este hecho realizó el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro Ruz señaló: “El paro general tenía tremendo ambiente, pero el comité de huelga cometió el error fundamental de supeditar la acción de las masas a la acción sorpresiva de las milicias armadas (…), se sacrificó la movilización del pueblo. No se puede llevar al pueblo a una batalla, como se puede llevar a un ejército si no se moviliza adecuadamente para el instante de la acción y esto ocurrió el 9 de abril”

Toda esta negativa situación que dejó la huelga de abril de 1958 fue analizada el 3 de mayo de ese año, en una reunión convocada por Fidel en la Sierra Maestra con los integrantes de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, cuyos resultados fueron altamente fructíferos pues se reestructuró esa organización revolucionaria y se determinó un mando único para el llano y la sierra cuya responsabilidad recayó en el Comandante en Jefe.

En carta que dirigió a Faustino Pérez, uno de los principales dirigentes revolucionarios y de la huelga del 9 de abril Fidel le señala: “Tengo la más firme esperanza de que en menos tiempo de los que muchos son capaces de imaginar habremos convertido la derrota en victoria”. El triunfo del primero de enero de 1959, nueve meses después, así lo confirmó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario