A penas bastaron pocos días para que la Cooperativa de Producción Agropecuaria “Victoria de Girón” reiniciara la producción en su minifábrica conservera para aprovechar la materia prima que se preservó ante la furia del huracán Sandy.
Cuando me hablaron de los daños, enseguida pensé en el descomunal esfuerzo que realizaron los socios de la CPA palmera, para poner al día su instalación ya que casi todo el techo fue afectado y algunos de los principales equipos y medios productivos.
Realmente, vi otra cosa. La fábrica estaba como si no hubiera sufrido ningún daño y la gente se alistaba para reanimar la producción. De momento, se comenzó con mermelada de mango y se preparaban las condiciones para procesar la fruta bomba que sacarían de las áreas dañadas.
La Junta de la CPA orientó también trabajar con las producciones de plátanos y yuca. Con las primeras se hacía Bananina, un alimento muy nutricional para los niños en especial, y con las yucas, se obtenía harina, igualmente muy empleada en la cocina y en la elaboración de casabe.
En mi reflexión sobre la recuperación que allí se lleva a cabo es que todo lo que sirva para el consumo humano se procesará. Los hombres y mujeres que laboran en la minifábrica trabajan para que no se pierda nada.
Pero no solo en la recuperación de esa instalación la CPA “Victoria de Girón” acumuló méritos. También los alcanzó en todo lo hecho por salvar los cultivos varios, entiéndase, viandas, granos y hortalizas, precisamente donde fueron mayores los daños.
Esta cooperativa palmera es potencialmente fuerte en la producción de plátano vianda, de ahí el empeño que se pone en función en estos momentos para su total recuperación.
En este cultivo, no se va demoler ninguna planta, todo lo contrario, las que tumbó el ciclón ya fueron paradas, salvando los hijos y dándole muchas atenciones culturales. Con este trabajo se asegura tener plátanos en 9 meses y no en un año, si se contara con las plantaciones nuevas.
De una cosa quedé muy claro cuando visité la “Victoria de Girón”: la gente no le cogió miedo a las adversidades, se vistieron de largo, como se dice en buen cubano y aceptaron el desafío para bien de la cooperativa.
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