Plaza de la revolución

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jueves, 10 de octubre de 2019

Combustibles alternativos aseguran vitalidad industrial de Santiago de Cuba

Por Claudia González Catalán

Santiago de Cuba,10 oct.— Dicen los más golosos que las mejores galletas que se encuentran en Santiago de Cuba, son las hechas en Palma Soriano. La fábrica La Palma tiene un compromiso con la calidad, pero también con la estabilidad de su producción.

A pesar de la aguda situación energética del país, esta industria entregó una tonelada de galletas en cada turno consecutivo de ocho horas, utilizando dos hornos de carbón y un consumo mínimo de electricidad.

Gracias al encadenamiento entre las empresas de la llanura del Cauto, varios centros de producción alimentaria emplean alternativas para la cocción. El típico anafre de carbón que tenían las abuelitas por casa, es ahora replicado a escalas industriales por las empresas de servicios a la industria azucarera de Palma Soriano, líderes en el diseño y fabricación de artefactos que funcionan con combustibles alternativos como leña o aserrín.

El imperativo del ahorro ha impulsado soluciones como esta para mantener la vitalidad industrial en Santiago de Cuba y los polígonos son el mejor ejemplo de ello.

Directivos del Gobierno, el Partido y la Industria Alimentaria de varios municipios y la provincia, no pierden de vista la experiencia de Barquillo, en la cabecera provincial.

Después de siete meses de trabajo ininterrumpido y más de 280 mil pesos recaudados, va a detenerse momentáneamente para ir por más. El ajetreo de la producción artesanal dará paso a acciones constructivas para instalar un trapiche, hornos refractarios y anafres de carbón, conformados por empresas como Fibrocemento y Alastor.

A partir de un estudio integral que comprende las áreas aledañas, Barquillo también apuesta por la posibilidad de asegurar, en sus predios, parte de la materia prima que necesita mediante la aplicación de técnicas de la agricultura urbana como el empalamiento de habichuelas y calabaza.

De esta forma, también podrá diversificar su producción que incluyen licores, galletas y dulces en almíbar y ofrecer, además verduras encurtidas con un mínimo de corriente y cero combustible Diesel.

Este nuevo proyecto “llegó para quedarse”. El empleo de “artefactos” como alternativa para la producción de alimentos, será replicado en los 11 polígonos de la provincia para la elaboración diaria de 5 toneladas de alimentos, en 10 líneas productivas.

La generalización de estas iniciativas permitirá mantener la vitalidad industrial en Santiago de Cuba y seguir degustando las mejores galletas, con independencia de la generación energética en el país.

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