Plaza de la revolución

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lunes, 3 de diciembre de 2018

María Nava, historia-leyenda de la primera mujer médico en Santiago de Cuba


Por Maria Elena López Jiménez

Santiago de Cuba, 3 dic.— Aunque fue la primera médico municipal de la ciudad, la historia de María Nava creció entre mitos y leyendas por su popularidad en el tiempo de la colonia.

Después de la fundación de la villa, en 1515, sus primeros vecinos cuando enfermaban, se curaban con plantas medicinales, pócimas y otros remedios caseros que generalmente preparaban los aborígenes y después, sus descendientes así como escasos personajes que llegaron del viejo continente a ejercer esa práctica, ya que la “gente de abolengo” o con ciertas posibilidades económicas no se dedicaban a tal oficio; quienes obraban en esa condición los nombraban “curanderos”. En esa época las dolencias arrasaban como los males parasitarios, las diarreas y las fiebres.

En el tratado “Aproximación a la historia de la medicina en Cuba”, se da a conocer que la persona que inició el arte de curar legalmente fue un valenciano Domingo de Alpartill, quien murió en la ciudad sur oriental en 1525. Luego, sólo 55 individuos procedentes de España y de otros países, se desempeñaron de forma pública hasta principios del siglo XVIII como médicos, cirujanos, flebotomianos y curanderos; entre ellos, se inscribieron en la historia, el barbero-cirujano Juan Gómez, el primero en hacer esa tarea en la villa de San Cristóbal de La Habana y la india Mariana Nava, curandera que obtuvo la autorización en Santiago de Cuba con 4000 habitantes, localidad que subsistió un período sin médicos ni cirujanos.

La medicina de los aborígenes la realizaban los behiques, sus sacerdotes-médicos, poderosos personajes, aborrecidos y calumniados por misioneros y colonizadores, quienes los veían como impedimentos para la explotación sin límites a que era sometida la población indígena de la isla.

Según el historiador santiaguero Raúl Ibarra Albuerne, a principios del siglo XVII, el gobernador Don Juan de Villaverde y Uzeta, capitán de los Reales Ejércitos de España, siempre padecía de “calenturas” y “males intestinales”. En la crónica santiaguera se escribe que en una de esas enfermedades, se le recomendó buscar a una aborigen vieja que hacía curaciones muy acertadas; su excelencia sanó rápidamente y como recompensa de tan buen servicio ordenó al ayuntamiento que Mariana Nava oficiase como médico con el sueldo de 50 ducados mensuales, fuera de la gratificación que le diera el paciente pero obligada la curandera a no salir bajo ningún concepto de la ciudad.

Textualmente en los libros del Cabildo en su sesión del 3 de noviembre de 1609 se acordó que “a virtud de no haber médicos ni cirujanos latinos en esta ciudad y existiendo una mujer honrada llamada María de Nava que sabía hacer buenas curas de diversas enfermedades, ejerza el destino de médico con el sueldo de 50 ducados y para obtenerlos se haga un repartimiento entre todos los vecinos.”

Demostrado está que fue Maria o Mariana de Nava, se ganó el título de primera médico municipal de Santiago de Cuba y su fama se extendió a otros lugares ya que en el Diccionario Biográfico de Calcagno en la edición de 1878 quedó la siguiente descripción: “De raza india, famosa curandera, llamada por algunos La Bruja”. Y Concluye este catálogo que corría un dicho en la región oriental cubana, “más sabiondo que la Nava”, cuando se quería enfatizar la sapiencia de cualquier habitante de la ciudad de Diego Velázquez.

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