Plaza de la revolución

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domingo, 11 de febrero de 2018

En restauración casa natal de Isabel Rubio

Por Maritza Padilla Valdés

Guane, 11 feb.— Restauradores de la Oficina de Patrimonio en Pinar del Río, se esmeran en  recuperar el estado original de la casona donde vivió la patriota Isabel Rubio, luchadora incansable por la independencia de Cuba, próximo al aniversario 120 de su deceso.
   
Devolver la apariencia de antaño a los altos puntales, las lámparas y capiteles del inmueble, testigos de la huella mambisa en el lugar, conocido entonces por Paso Real de Guane, constituye propósito de los expertos en homenaje a la Capitana de Occidente.

Próximamente ese museo, que atesora objetos personales y domésticos de la familia, reabrirá sus cuatro salas y al decir de sus trabajadores, además de cuidar y conservar el recinto, tendrán el privilegio de continuar la divulgación de la rica historia local desde el poblado que  lleva su nombre.
   
Las tareas de restauración incluyen el conjunto monumentario dedicado a la heroína y la cercana estación de trenes, según refiere el sitio Tele Pinar.
  
El ocho de julio de 1837 nació la patriota, quien a los seis años sufrió la pérdida de su madre y una década después, cuando era admirada por su arrogante figura y simpatía natural, contrajo matrimonio con Joaquín Gómez.
   
La muerte de varios hijos y la súbita locura del esposo, marcó para siempre su existencia y templaron el alma de aquella mujer,  que a los 58 años tuviera los mismos anhelos de la juventud y redoblado el propósito de lograr la independencia de Cuba del dominio español.
   
Quedó espacio en su pecho para dedicar a esa causa sus conocimientos farmacéuticos, bienes y propiedades y finalmente, con ese desprendimiento que caracteriza a los héroes, su propia existencia.
   
Su incansable labor de propaganda y proselitismo la distinguieron como abanderada de esa lucha; como madre y abuela abrigó en su hogar al inicio de 1895 a más de 100 huérfanos y cuando fue preciso partir a la manigua, la acompañaron su hijo y su nieto.
  
Marchó con cuanto útil pudo cargar para salvar vidas, instaló un hospital de campaña en el occidente de la provincia, y como Capitana de Sanidad del Ejército Libertador cumplió luego la orden de moverlo hacia el centro de ese territorio.
   
El 12 de febrero de 1898 fue descubierto el campamento mambí y al salir a la puerta del bohío, devenido hospital, para conminar al enemigo a no disparar, porque dentro solo había mujeres, enfermos y niños, una descarga de fusiles la hirió en una pierna.
   
Como prisionera de guerra la trasladaron a la población más cercana, donde la cura recibida no pudo impedir la infección, y de ahí al hospital San Isidro, de la cabecera provincial, sitio en el que la gangrena y la fiebre acabaron con su vida tres días después.
   
Los hombres y mujeres que habitan el territorio que lleva su nombre sienten sano orgullo hoy de poder  andar y desandar los mismos caminos que años atrás recorrió la insigne patriota en busca de la añorada libertad.  

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