Plaza de la revolución

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martes, 22 de noviembre de 2016

Natalicio de Juan Francisco Martí Zayas Bazán, hijo de Martí

Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 22 nov.— Un día como hoy 22 de noviembre, pero de 1878, nació en La Habana Juan Francisco Martí Zayas Bazán, hijo del apóstol de la independencia de Cuba quien había regresado a la isla con su esposa Carmen ese mismo año, acogiéndose a lo establecido en el Pacto del Zanjó entre España y el gobierno cubano en armas.

Sin embargo, esta unión de la familia sería por poco tiempo porque en septiembre de MIL 979 Martí fue deportado nuevamente, dejando a su esposa e hijo en Cuba lo que le partió el alma, pues nada añoraba más él que estar junto a su hijo José Francisco.

Después de esta separación, volvieron a reunirse nuevamente en Estados Unidos en diferentes fechas, pero en total el apóstol solo pudo compartir con el pequeño 58 meses de su existencia, es decir, 4 años y 10 meses, pues al morir el padre Pepito como le llamaba, ya tenía 16 años de edad.

En una de esas separaciones, en 1881, fue que en los cerros de Caracas, en Venezuela, José Martí escribió su poemario Ismaelillo, dedicado a José Francisco y en el prólogo escribe: “Hijo; espantado de todo mal me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, en ti”.

Ismaelillo fue publicado por primera vez en Nueva York en 1882, en una modesta edición del autor. Del amor filial saldrían los octosílabos de ese cuaderno, pequeños romancees, inspirados en su caballerito, su musa traviesa y su príncipe enano: “Ved, sentado lo llevo / sobre mi hombro / oculto va, y visible / para mí solo”.

En MIL 895 antes de embarcar para Cuba para incorporarse a la guerra necesaria José Martí le escribe a su hijo Juan Francisco una de las más breves cartas redactadas  por el apóstol donde le dice: “Esta noche salgo para Cuba. Salgo sin ti, cuando debiera estar a mi lado. Al salir, pienso en ti (…) adiós. Se justo. Tu José Martí”.

Ya para entonces el Ismaelillo del apóstol se había convertido en un joven con inquietudes patrióticas, y ya con 16 años, hizo suyo el ideal del padre y se enroló en una expedición en 1896, con la cual vino a Cuba. No había cumplido todavía los 17 años cuando está en la manigua bajo el mando del General Calixto García Íñiguez como soldado de artillería, llegando a alcanzar el grado de Capitán con el que terminó la Guerra del 95. Juan Francisco, como lo pidió su padre José Martí, fue justo.

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