Plaza de la revolución

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martes, 15 de noviembre de 2016

La Elam en el corazón de América Latina

Por Lourdes Palau Vázquez

Santiago de Cuba, 15 nov.— María Carla Estraforini es una joven argentina que conocí hace unos años en su país y de los días que allí compartí en recorridos y actividades siempre he señalado con particularidad el intercambio que sostuve con ella y su familia.

Sus padres exiliados chilenos, vehementes admiradores de la Revolución cubana y de su líder histórico y agradecidos por tener una Doctora en casa formada en la escuela latinoamericana de medicina nos acogieron como viejos amigos.

De la historia de Gino Estraforini, su padre y María Carla traje miles de historias de solidaridad, pero aquellas de cómo se fueron agrupando varios médicos graduados en la Elam, en un proyecto llamado Tatú, cautivaron mi atención e interés.

Al regresar a Argentina luego de graduada, como otros galenos María Carla no fue del todo bien acogida para trabajar en algunos de los hospitales, ni intercambiar con profesionales de su rama, los veían como peligro para sus honorarios pues ya se ponía en evidencia desde el primer momento el humanismo de aquellos médicos que regresaron a ejercer con dignidad y compromiso con la vida su profesión.

El proyecto Tatú nació con el nombre de guerra de Ernesto Che Guevara en el Congo, en honor a su ejemplo y profesión y así lo fueron llevando a barrios marginales y favelas, se unían, compraron medicinas y fueron cautivando a los moradores de esa comunidad a donde nunca habían visto un médico o quedaban como petrificados cuando la Doctora Carla que así le llaman cargaba a un bebe enfermo o permanecía en su cuarto hasta verle sonreír después de una fiebre muy alta a causa de neumonía, como ocurrió aquel 14 de Febrero en que su novio y todos en casa vieron pasar la noche sin que llegara hasta que angustiado su padre fue en su búsqueda y la encontró de rodillas frente a una camita improvisada pasándole sueros a un pequeño muy enfermo y a la insistencia de su padre por el regreso solo respondió, hasta que no esté bien no regreso a casa.

Pero la historia no solo marcó a la medicina en la relación enfermo-doctores, el proyecto Tatú fue también a la prevención en programas contra el cáncer de mamas y cérvico uterino, la hipertensión, diabetes, embarazo precoz y la higiene personal y del hogar auxiliados de activistas comunitarios de salud, en una novedosa incursión donde la Doctora Carla, su papá Gino, la Escuela Latinoamericana de Medicina de la Habana, Ernesto Guevara, Cuba y los cubanos son símbolo de la esperanza.

Por ello hoy en el aniversario 18 de la fundación de este centro podemos afirmar que la ELAM que ha graduado más de 30 mil médicos de 84 países con una formación académica integral se mantiene en el corazón de América.

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