Palma Soriano, Santiago de Cuba, 10 ago.— Cien horas, creo que es todavía muy poco para conocerlo al dedillo. Muy poco porque aunque se pueda contar toda su vida entre cuartillas y documentales, la grandeza de este hombre, hecho Cuba, trasciende límites de tiempo, espacio y región.
A
sus 90 años de edad, Fidel Castro Ruz continúa dignificando nuestra
historia, la misma que desde la verdad y la justicia lo mantiene
absuelto.
Con fuerza de mundo movió pensamiento y acción para regalarle libertad a la madre, de la que hizo ara y no pedestal.
Por eso y más el agradecimiento, por crecerse ante desafíos y los presagios de quienes tantas veces han vaticinado el fin de esta Revolución de sangre independentista o lo han intentado asesinar en más de 600 ocasiones. Pero él ahí, siempre firme.
Por eso no resulta casual caminar las calles de una ciudad como Palma Soriano y escuchar entonces a las personas desearle “salud, mucha fuerza, 90 más y que siga la cuenta”, con una emoción y sentido de familiaridad como si serefirieran a un padre, abuelo o amigo cercano.
Las páginas escritas con la voluntad de los que como él, soñaron y construyeron un futuro de pueblo para los cubanos mantienen el olor a una generación rebelde y que entre barreras no dejó morir al apóstol, en el año de su centenario.
Y mi intención más que hablar de nuestro Comandante, de su entrega y noches de desvelos para construir y dar esperanzas, es honrarlo porque se lo merece, no solo por sus 90 años de vida, también por aquel Moncada rojo y negro, con señales de victorias muy cercas, por darle a esta tierra un amanecer diferente, por su amor infinito a una Cuba que todavía crece y necesita mucho de sus ideas.
Ojalá entonces tengamos Fidel para rato….
Con fuerza de mundo movió pensamiento y acción para regalarle libertad a la madre, de la que hizo ara y no pedestal.
Por eso y más el agradecimiento, por crecerse ante desafíos y los presagios de quienes tantas veces han vaticinado el fin de esta Revolución de sangre independentista o lo han intentado asesinar en más de 600 ocasiones. Pero él ahí, siempre firme.
Por eso no resulta casual caminar las calles de una ciudad como Palma Soriano y escuchar entonces a las personas desearle “salud, mucha fuerza, 90 más y que siga la cuenta”, con una emoción y sentido de familiaridad como si serefirieran a un padre, abuelo o amigo cercano.
Las páginas escritas con la voluntad de los que como él, soñaron y construyeron un futuro de pueblo para los cubanos mantienen el olor a una generación rebelde y que entre barreras no dejó morir al apóstol, en el año de su centenario.
Y mi intención más que hablar de nuestro Comandante, de su entrega y noches de desvelos para construir y dar esperanzas, es honrarlo porque se lo merece, no solo por sus 90 años de vida, también por aquel Moncada rojo y negro, con señales de victorias muy cercas, por darle a esta tierra un amanecer diferente, por su amor infinito a una Cuba que todavía crece y necesita mucho de sus ideas.
Ojalá entonces tengamos Fidel para rato….
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