Plaza de la revolución

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jueves, 18 de agosto de 2016

En defensa del danzón

Por Rosalina Tamayo Arañó

Palma Soriano, Santiago de Cuba, 18 ago.— El danzón es nuestro baile nacional, sin embargo su promoción no está a la altura de ese título que posee en mi modesta opinión. Es un baile de salón elegante, coqueto y  muy rítmico, tanto que a los jóvenes  les resulta difícil marcar  los pasos  básicos.

En los círculos infantiles del municipio se han  hecho  intentos  de trabajar con el género, los niños  se visten  con  camisas de mangas larga y corbata y las niña lucen bellas batas  mientras se abanican durante el paseo característico del baile , pero no pasa de esta mera representación. 

No existe una seria intención de promover en las nuevas generaciones  el aprendizaje del danzón, teniendo en cuenta que  representa  parte de nuestras tradiciones culturales. Sin embargo  hay que dar palmas a  los asociados al Club del danzón “Ángel Peralta Téllez” de la tierra del cauto, por su constancia y entusiasmo en la preservación   de este género.

Es admirable como  las mujeres, la gran mayoría pasan de los 60 años  calzan tacones  y  se emperifollan para ir  a sus habituales   encuentros en el  local de la calle 26 de Julio, sitió que todos los fines de semana mantiene  una gran  concurrencia  y con un  ambiente delicioso para los que gustan disfrutar  del baile. 

Los hombres  hacen muy bien el papel de galanes con sus pantalones de salir que combinan con camisas, guayaberas y zapatos de punta y hasta de dos tonos que le  va muy bien con esa actitud  seductora al  guiar a su dama por el salón.  

Algunos ofrecen espectáculo  en cada pieza, porque domina muy bien los pasos y tienen destreza  en sus movimientos, todos se sumas  a las ruedas,  coreografías  y no paran de bailar, disfrutando el momento.

Siempre me causa una grata sensación ver a los danzoneros  tan dispuestos, tan apasionantes defensores del género y me embulló  a tirar mi pasillito, que ellos me celebran con  bondad, porque la verdad es que  mis pies  se apresuran,  acostumbrados a la salsa. De todas formas  lo sigo intentando, me imagino que seré como ellos  cuando llegue  a la tercera edad  porque pretendo seguir  bailando música cubana. Espero que los años me den  la paciencia  para coger el compás del danzón, aunque el casino es mi preferido.

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