Plaza de la revolución

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martes, 26 de julio de 2016

Mañana de la Santa Ana, alborada del 26 de julio

Por María Elena López Jiménez

Santiago de Cuba, 26 jul.— Tiempo de pasión y mil razones para amar. Así han definido a la alborada del 26 de julio de 1953, poetas y cantores de Cuba y del mundo entero. Una remembranza necesaria en cada aniversario para indicar la hidalguía del grupo de jóvenes que apostaron por la libertad de su Patria en el centenario del natalicio de nuestro héroe de todos los tiempos, José Martí.

La convocatoria a la lucha se hizo patente en el oriente cubano, los asaltos a los cuarteles Guillermón Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. La acción hizo el llamado y Cuba respondió.Hoy, a 63 años de la epopeya hago referencia a disimiles inspiraciones que hizo nacer.

La primigenia fue la del asaltante al Moncada, de versos firmes y militantes, Raúl Gómez García, bautizado como el poeta del Centenario; un periodista lo detalló así: “Ahora, sin embargo, en este julio de definiciones, se desataba en él por primera vez el conflicto entre el poeta y el periodista culpable —aunque no confeso— que también era. Acaba de recibir de Fidel Castro la tarea más importante de su vida revolucionaria: redactar el Manifiesto a la Nación, aquella proclama que, en nombre de la Generación del Centenario, sería dada a conocer al pueblo de Cuba, cuando por fin tuviera lugar la primera gran acción del movimiento”.

Y además surgió el poema como himno, como un testamento a la Patria: Ya estamos en Combate / Por defender la idea de todos los que han muerto/ Para arrojar a los malos del histórico Templo / Por el heroico gesto de Maceo / Por la dulce memoria de Martí…

Y en ese amanecer de Santa Ana, Raúl Gómez García dejó su preciada vida que renace en cada alborada de la Patria.
La Marcha por el 26 de julio de Agustín Dìaz Cartaya, asaltante al Moncada se inscribe en la pléyade de héroes que le cantaron a la alborada del 26 de julio, pero esta marcha se convirtió en el himno guerrillero que nos habla de la definición libertaria de un pueblo… “Marchando vamos hacia un ideal, sabiendo que hemos de triunfar…”.

Y así quedó grabado para la historia, muy bien narrado por una crónica en su devenir: “Años posteriores, al ser musicalizado por Carlos Faxas y otros compañeros en la emisora Radio Cadena Habana, en febrero de 1957, el Himno del 26 de Julio tuvo otra modificación, testimonió su creador. La palabra Oriente (de la estrofa mencionada) fue sustituida por la de Cuba para evitar regionalizarlo, señaló el también padre de la Marcha de América Latina.

De acuerdo con destacados revolucionarios, este himno estuvo presente en las cárceles, acciones clandestinas, combates e infinitos episodios de heroísmo. Quizás el más recordado es aquel cuando en una visita de Batista al Presidio Modelo de Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), los llamados moncadistas lo entonaron con fuerza para que al tirano le fuera imposible no escucharlo.

Desde el nacimiento de la emisora Radio Rebelde, creada por el legendario guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara el 24 de febrero de 1958 en la Sierra Maestra, el himno estuvo entre sus trasmisiones. Traducido a varios idiomas, entre ellos, ruso, inglés, francés, chino y alemán, se convirtió también después del triunfo revolucionario en canto de multitudes a nivel nacional e internacional”.

Y en las páginas poéticas resalta aquella nacida víspera del VII Festival Mundial de la juventud y los Estudiantes, celebrado en Viena en 1959. Jesús Orta Ortiz integraba la delegación cubana al cónclave y en un acto lo lo hizo público en un acto a los delegados: “Era la mañana de la Santa Ana, mañana de julio pintada de rosa. Nadie presentía que saldría el Sol por la silenciosa granja de Tizol. Santiago el Apóstol, marchito, dormía como derribado por la algarabía de conga y charanga, locura y alcohol… Era la mañana de la Santa Ana...”

El destacado y desaparecido decimista cubano, 50 años más tarde del hermoso momento, declaró: "Ahora me resulta más gigantesco, más cercano, porque enaltecer héroes —dijo Martí— hace héroes. El poema brotó tal y como lo sentí, pero ahora a 50 años de la gesta heroica dirigida por el Comandante en Jefe, encuentra una atmósfera propicia para su vigencia".

No podía faltar la voz de la maravillosa matancera, con la lira al ristre, cuando expresó que "aquellos de la Generación del Centenario eran profetas que, salidos de las entrañas de nuestra tierra, vestían de ilusión al pueblo.  Y vino, solícito el verso necesario. Sonó el viril alegato entre bayonetas fieras. ¡Con qué vuelo de banderas apoyaban su arrebato! Desde el perfil al zapato criollo como el yarey…(Ya lo escuchaba la Sierra, aún escuchándolo está) Y hubo otro ¡no! en Baraguá cuando patético y puro dijo con fe en el futuro: ¡La historia me absolverá!

Y  los jóvenes de otro tiempo de pasión, que integraron la nueva trova, el movimiento artístico que brotó luego del  triunfo del 1959, también unieron sus fuerzas para cantarle a la mañana del 26 de julio. Ellos resumen tantas y tantas voces en su infinidad para que perdure la generación que arriesgó lo mejor de sí en la epopeya.

“Existen” de Silvio Rodríguez, se alza como un fusil: “Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la muerte… Menos mal que existen los que no dejan de buscarse a sí ni siquiera en la muerte.”

El trovador no pudo callar ante la vida de Abel Santamaría y expresó con la Canción del Elegido sus más tiernos sentimientos: Siempre que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño o de sí, pero mi historia es difícil; no voy a hablarles de un hombre común... Haré la historia de un ser de otro mundo, de un animal de galaxia. Es una historia que tiene que ver con el curso de la Vía Láctea. Es una historia enterrada. Es sobre un ser de la nada. Nació de una tormenta en el sol de una noche, el penúltimo mes…”

Pablo Milanés quiso entrañablemente a Haydee Santamaría y del testimonio de ella, una de las dos mujeres protagonistas del Asalto, poetizó, “Del último amanecer sin alba quiero hablar, no sé tendré palabras para decir. Se dejaron de dar besos, dejó de mirarse un árbol, se iba buscando en el tiempo ...”

El autor de María del Carmen, el desaparecido cantor de la Trova, aseveró como una cantata, “Hay un almanaque de 26”: ¿Cuestión de haber nacido a tiempo? Puede ser. ¿Cuestión de mostrarse similares? Siempre hay tiempo; hay un almanaque lleno de días 26. Amanece.

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