Plaza de la revolución

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domingo, 3 de mayo de 2015

El pintor nuevo de Cuba


José JuliánPor Dayron Chang Arranz
 
Dentro del quehacer plástico de los siglos XX y XXI descuella la figura de José Julián Aguilera Vicente. Entre sus obras más interesantes y reveladoras, aunque quizás no sea la más paradigmática de Santiago de Cuba, está Saltos en caballo, óleo realizado en el 2005. En ella la protagonista es precisamente la ciudad, pero también muestra algo del carácter del emblemático pintor.

Para muchos se trata de un espacio embrujado, pues no hay habitantes en la obra. Por lo visto los moradores de Santiago de Cuba parecen estar atrapados dentro de sus casas, bajo el influjo quizás del encanto que ha ejercido sobre ellos ese místico personaje que planea sobre la urbe en un caballo alado.
Y en ese ambiente resulta interesante el hecho de que la pintura sugiere dos interpretaciones: este personaje extravagante puede ser quien la resguarda de todos los avatares, de todas las contingencias que ha pasado y debe afrontar la villa desde su fundación hasta la actualidad o es un personaje que la está asediando con un poco de perfidia, de maldad. A esta atmosfera de embrujo contribuye además el hecho de que Aguilera ha bordeado la ciudad con una suerte de encaje que es una maravilla en la maestría técnica.

El sugerente velo tejido a modo de filigrana, rodea la ciudad, circunda esas montañas verdeazules y no escapa esa visión de la catedral que tan cara le fue a la obra, tampoco falta la plaza principal, las otras plazas centrales, no escapan los corredores, afloran como si fueran vistos desde un plano perspectivo los patios interiores, el trazado abigarrado de la ciudad, el colorido de nuestra arquitectura.

Bajo ese sortilegio casi cartográfico se desenvuelve una obra de las artes plásticas que toma a Santiago como su centro para desbordar perfección en la tonalidad, los empastes, la perspectiva y hasta la simetría. Una creación maestra que denota ese academismo cultivado desde siglos anteriores.
La lista de la lotería.

JJ TEJADAPor otro lado el artista de la academia más importante del siglo XIX es, según algunos estudiosos, José Joaquín Tejada. Este hace una obra paradigmática  que es su creación cumbre llamada La lista de la lotería o como también se le conoce La confronta.

Pintada en Barcelona en el año 1883 es una pieza que suscita la inspiración incluso de José Martí como crítico de arte quien escribe sobre ella en el Periódico Patria palabras muy elogiosas. Usa el calificativo para definir a Tejada como “el pintor nuevo de Cuba, el que no pinta óseos, no pinta tentanciones, el que pinta la gente triste de la calle que está buscando alivio en ese sorteo.”

Esta es una obra de grandes dimensiones que se encuentra en el Museo Bacardí de Santiago de Cuba y que posee visiblemente un colorido ameno pero discreto así como una mezcla, una amalgama de personas diferente de distintas edades, que están vinculadas a ese hecho que es la aparición de la lista de la lotería en un muro de la sociedad barcelonesa.

Al mirarlo nos parece siempre que hay una maestría una gracia, una naturalidad en el caso de Tejada para captar esas cosas inmediatas, que se suscitan para el anuncio de interés para las personas. Por eso muchas la ven casi como una instantánea fotográfica que comparte esencias y energías lejanas.

Como las artes plásticas el espontáneo teatro de relaciones junto al movimiento literario fuero otras de las expresiones culturales que denotaron la cotidianidad del santiaguero. En ello no faltó la música quien halló su génesis con el maestro de capilla Esteban Salas. El bolero, el son y algo de trova canalizarían esa rítimica interior, que  armonizó incluso en medio de guerras independentistas.

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