Conmemoran trabajadores cubanos a Lázaro Peña en el aniversario 104 de su natalicio

Por Esperanza Castellanos Cabrejas
 

Integridad y compromiso caracterizaron al líder sindicalista lázaro Peña quien hasta el último momento de su vida, procuró el bienestar de la clase  obrera cubana.

Aunque de niño siempre quiso ser violinista, las crudezas de la vida le llevaron a renunciar a la escuela y a sus sueños de infancia, para ganarse el pan, honradamente, en las calles de  Centro  Habana.

Huérfano de padre a los 10 años e hijo de una despalilladora, comenzó dese temprana edad su lucha contra la pobreza y ya con doce años comenzó a trabajar como aprendiz de carpintero, herrero, yesista y albañil; oficios que le servirían para defender, años más tarde, con  garras de acero, los derechos de la clase obrera cubana de los años´30.

La fábrica de tabacos “El Crédito” lo vio forjarse como revolucionario, y luego como dirigente obrero destacado y con prestigio. 

Dieciocho años tenía entonces cuando se incorporó al Partido Comunista de Cuba en 1930 y desplegó su intensa participación en el movimiento sindicalista.

Su inteligencia y formación autodidacta lo convirtieron en un hombre cuya voz reflejaba las vicisitudes de los obreros, por quienes trabajó sin descanso hasta el último  día.

Ciento cuatro años evocan hoy el recuerdo del pueblo cubano al capitán de los obreros, Lázaro Peña, cuyas manos se forjaron de Revolución en todo lo que hizo.