Plaza de la revolución

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martes, 17 de diciembre de 2013

Simón Bolívar: el más grande hombre de América

Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 17 dic.— Simón Bolívar quien fuera calificado por José Martí como “el más grande hombre de América”  falleció un día como hoy 17 de diciembre, pero de 1830, en Santa Marta, Colombia, pobre, olvidado y rodeado solo por unos pocos amigos que le fueron fieles hasta el final de sus días.

Al morir, tenía 47 años de edad, pues había nacido el 24 de julio de 1783 en Caracas, en el seno de una familia acaudalada de Venezuela, pero el amor a la libertad y a su pueblo cambió su destino y empuñó la espada redentora para luchar contra la opresión y por la justicia social, no solo de la tierra que lo vio nacer, sino de toda América.

Aunque dicen que era débil de cuerpo, Bolívar tenía la grandeza de los que nacen para ser gigantes y por eso creó un ejército libertador con el cual libró más de 470 combates heroicos, que les permitieron declarar la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811 y además libertar a Nueva Granada, hoy Colombia, a Ecuador, Perú, y además libertar a Nueva Granada, hoy Colombia, a Ecuador, Perú y fundar la nación de Bolivia, que lleva ese mismo nombre en su homenaje.

En agosto de 1824, la Batalla de Ayacucho que magistralmente dirigió José de Sucre, significó la derrota total del colonialismo español en América, gracias a ese ejército de desposeídos que había creado y encabezado Simón Bolívar.

Sin embargo, no pudo El Libertador concretar la unidad que tanto anhelaba entre todos los pueblos americanos y al ver traicionados sus ideales, enfermo y abandonado busca refugio en Santa Marta, Colombia, donde permaneció los últimos años de su existencia.

El 17 de diciembre de 1830 dejó de existir Simón Bolívar, que como dijera José Martí, “murió de pesar del corazón más que del mal del cuerpo.  (…) Murió pobre, pero dejó una familia de pueblos”, que  hoy a 183 años de su fallecimiento han emprendido el camino de la unidad que tanto anhelaba El Libertador, para marchar a pasos de victoria

hacia la segunda independencia de América, y donde el nuevo enemigo: el imperialismo yanki, tendrá también un día su Ayacucho.

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