Plaza de la revolución

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viernes, 11 de octubre de 2019

De la más reciente entrevista al trovador William Vivanco en Santiago

Por Karina Sotomayor Otero

Santiago de Cuba, 11 oct.— El Tivoli, no le ve en todos sus días y noches pero entre las pinturas de Alberto Lescay, las memorias de la Casa de la Trova, los carnavales y sus tambores y esa cercanía espiritual con el cimarronaje, el artista se siente en el hogar de siempre: “Siempre voy a estar conectado a Santiago aunque viva en la Habana, sigo preocupado por la cultura que hay aquí y la forma en la que le llega a las personas el arte”, comentó el artista.

William Vivanco es un hacedor libre que llegó a la guitarra a los 17 años, que ama la pintura, a José martí, a Silvio Rodríguez y asume como escuelas eternas al Coro Madrigalista y a la Casa de la Trova santiaguera, aprendió que era un tenor y también un trovador de los más terrenales. Confesó el haber olvidado sus primeras 15 composiciones románticas y que la poesía le madura como músico:

“ Luego comencé a codearme con escritores y mis composiciones maduraron, he leído algunos libros y eso me desarrolló. Mis canciones comienzan desde la inquietud de la percusión, me imagino un ritmo y luego la melodía, lo último es la poética, todo comienza en hacer algo nuevo y nunca lo consigo, solo logro fusiones”, añadió Vivanco.

En Santiago, en el taller de pinturas y esculturas de Lescay, comentó que la literatura martiana es una suerte de biblia,  de hecho en su más reciente disco Trece con magia” incluyó el tema “Bailarina” inspirado en el clásico martiano.

Comentó estar conectado a Lescay, el escultor que hace 22 años emplazó el Monumento al Cimarrón en uno de los puntos más elevados del Cobre. Asumió que ambos son cimarrones desde la pintura y el bronce, desde la trova, el blus y el rap:” Yo en considero patriota y un cimarrón desde el concepto de la libertad del pensamiento. Y así es Lescay, pienso que un artista debe expresar con coherencia lo que es a través de su arte y ambos hacemos eso”, concluyó el Cimarrón como también se le conoce.

El trovador  es uno de los hijos que Santiago alimenta con sus maestros y sus herencias. Vivanco asumió su fuerte conexión  con esta parte de Cuba que fue cuna y es también su mejor compañía para componer y cantar.

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