Por Aida Quintero Dip
Santiago de Cuba, 24 sep.— Desde el lugar donde vive y actúe cada cubano puede poner su granito de arena en el interés por minimizar los afectos de la situación energética coyuntural, que atraviesa hoy el país, provocada por el recrudecimiento del criminal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
Y ese granito puede tener una influencia muy positiva en cada casa donde conviven niños, adolescentes y jóvenes, a quienes tenemos la responsabilidad de formarlos en el sentido de la necesidad de ser aún más austeros y ahorradores ante contingencias, para favorecer el bien suyo y de la sociedad.
Se ha divulgado con frecuencia por los órganos de prensa nacionales y las organizaciones de masas en barrios y comunidades, que si se apaga un solo bombillo en los hogares, sobre todo en el horario pico, estaríamos contribuyendo,en buena medida, al ahorro del país.
La acción parece sencilla y lo es, si se tiene en cuenta que solo debe apretarse un botoncito, pero tiene a la vez gran connotación social y para la economía que requiere de ese aporte para mantener la vitalidad de tareas fundamentales e incluso seguir el desarrollo de otras en las condiciones actuales.
Para llevar adelante esta batalla Cuba tiene la ventaja de contar con una población preparada y adiestrada para tales contingencias, pues ya vivió un periodo especial, al cual no debe volverse pero enseñó mucho y esas experiencias deben servir ahora.
Aportar al ahorro energético desde los hogares también implica realizar la cocción de los alimentos antes del horario pico y emplear los artículos electrodomésticos con racionalidad, e incluso, prescindir de su uso en algunos momentos de mayor demanda energética.
Hay comunidades santiagueras que ya están rescatando las patrullas clic, integradas por niños, adolescentes y jóvenes que se sienten responsables al participar en un empeño de alta prioridad,que puede evitar los molestos apagones.
Las hermanitas Yesline y Enisley dicen que ellas se integran ahora por primera vez pero están muy entusiasmadas por participar y se esforzarán por cumplir con un propósito tan noble y beneficioso para todos.
Hasta las abuelas Deysis y Gisela comentan que la tarea debe ser constante para que tenga frutos, y que debe ahorrarse la energía y usar racionalmente el combustible, pero no debe escatimarse el derroche de iniciativas creadoras propias de los cubanos ante circunstancias como esta.
Alberto Barroso, dependiente, expresa que las medidas en el sector residencial son muy importantes porque complementan las adoptadas en los centros de trabajo, por ejemplo, en el suyo pusieron para las seis de la tarde el horario de cierre de la bodega, era hasta las siete; para evitar estar laborando en horario de mayor demanda energética.
En el caso de Mirelis Ambruster, trabajadora de un hotel, destaca la comprensión en el círculo infantil de su hijo, donde puede llegar hasta las nueve de la mañana para dejar a su pequeño Lucas, una facilidad que las madres agradecen ante los problemas de transporte por el déficit de combustible.
La participación ciudadana influye en el ahorro de energía y uso racional de combustible y es vital para que, ante la contingencia energética nacional, pueda mantenerse la vitalidad de los servicios básicos como salud, alimentación y educación y otras tareas fundamentales.
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