Plaza de la revolución

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domingo, 30 de junio de 2019

Fiesta del fuego a las puertas de Santiago

Por Aida Quintero Dip

Santiago de Cuba, 30 jun.— Ya soplan aires indicativos de que el Festival del Caribe está a las puertas de Santiago de Cuba, la tradicional anfitriona de esa fiesta de fuego, música, folclor, alegría y colores que alimenta los corazones de participantes foráneos y nativos.

Aunque han pasado más de 35 años de la primera edición, la expectativa de una excelente jornada siempre está latente y volverá a estos predios los días del 3 al 9 de julio, pues los lazos de amistad  e intercambio cultural con esa cálida área geográfica crecen por  minuto.

Esa fiesta se vive a plenitud en las calles santiagueras, lo mismo en un toque de tambor que en un baile autóctono, tanto en un exquisito plato preparado por sabias manos, como en la frescura de una joven que se mueve al ritmo contagioso de una conga.

A la riqueza de sus actividades como ceremonias mágico-religiosas y presentaciones artísticas, se suma el  evento teórico El Caribe que nos une, con acciones de alto vuelo académico e investigaciones que reconocen los  afanes que identifican la lucha de la región por una existencia digna.

En este 2019, el festival se dedica a Uruguay que propiciará el disfrute de sus bailes típicos, su arte pictórico, su poesía y su música, igual que el año precedente lo hizo  Bonaire, isla de las Antillas holandesas con apenas unos 20 mil habitantes, de los cuales más de 200 dejaron su impronta en esta tierra oriental.

Surgida en abril de 1981 como Primer Festival de las Artes Escénicas de Origen Caribeño, la Fiesta del Fuego ha reflejado los rasgos antes invisibilizados de esta región, sin los cuales sería imposible delinear el mapa cultural del mundo, lo que avala su trascendencia y valía.

Santiago de Cuba ha tenido el honor de recibir en estas fiestas desde prominentes personalidades de la intelectualidad, la política y el arte como el célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, el dominicano Juan Bosch y la británico-estadounidense Geraldine Chaplin, hasta sencillos curanderos de pueblo y artistas sui géneris de todas las manifestaciones.

Seguramente no pensó en su alcance al fundarlo el escritor Joel James Figarola, junto a otros artistas e intelectuales santiagueros,  para reverenciar al Caribe, convertido hoy en uno de los eventos de cultura popular y tradicional más importantes por su arraigo, nivel de  convocatoria y patrimonio que encierra y enaltece.

Razones estas y muchas más identifican a la ciudad de Santiago  como la urbe más caribeña de Cuba; lo confirman las raíces de su puro folclor, el mestizaje, la idiosincrasia de su gente franca, generosa y humilde, con expresiones del espíritu de alegría y resistencia que caracteriza a sus hombres y mujeres.

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