Plaza de la revolución

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viernes, 3 de mayo de 2019

Fidel, la unidad y la Ciudad Héroe

Por Gretchen Gómez González

Santiago de Cuba, 3 may.— Le pedí al historiador recorrer las huellas en Santiago de Cuba del ideario de unidad en Fidel y por la Casa Museo Frank País García iniciamos. Es el hogar que dio nombre y vocación de profesor al joven investigador, pero el motivo es otro. Frank Josué Solar Cabrales lleva como a su humildad, los estudios de doctorado que le merecieron el Premio de Ensayo Histórico Social de la UNEAC y el liderazgo de la Cátedra Honorífica del Pensamiento y la obra de Fidel, creada en la Universidad de Oriente.

P: Profesor, ¿por qué venir aquí?

FJ: Fidel crea el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en junio de 1955 y lo hace con una convocatoria a la unidad de todas las fuerzas revolucionarias que han estado combatiendo contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Una de las incorporaciones más importantes que recibe el M-26-7, a finales de 1955, es la de Frank y sus compañeros en Oriente.

P:
A Frank le habían propuesto sumarse a otras organizaciones, sin embargo se decide por el M 26-7, ¿por qué?

FJ: Eso en primer lugar por el prestigio que se ha ganado Fidel al efectuar la primera acción armada, la coherencia que ha demostrado en denunciar desde la prisión a la dictadura y el asumir la responsabilidad en solitario por los Asaltos a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

P: Desde el Ayuntamiento que será el Museo del Primer Frente Guerrillero, se proclamó el triunfo de la Revolución. ¿Podría decirse que también fue un triunfo del concepto de unidad de Fidel?

FJ: Sí, porque es un triunfo de la unidad como la entiende Fidel. Él siempre buscó durante la insurrección un esquema unitario a través de una organización fuerte, poderosa, que nucleara a todos revolucionarios y que alrededor de ella se movilizara el pueblo.

P:
El pueblo se movilizó como ya lo había hecho en la década del 30 para derrocar a Machado y los que hasta el día antes habían empuñado las armas contra la Revolución la sumaron a ella. ¿Podría decirse que es parte de la genialidad del líder?

FJ:
Un elemento central de la concepción unitaria de Fidel es que dentro de la Revolución tienen cabida todos. Por una necesidad de la coyuntura política del momento, pero también porque forma parte de esta concepción suya de sumar a todos a la Revolución, en varios cargos militares de la Revolución triunfante se nombran a militares de la dictadura. Rego Rubido que era el Jefe de la Guarnición de la Plaza militar de Santiago de Cuba sería Jefe del Ejército. Es un mensaje que lanza Fidel a los militares, de que si no han estado comprometidos en crímenes, pueden hallar espacio dentro de la nueva Revolución.

Otra parada necesaria es en el Teatro Heredia de la ciudad de Santiago de Cuba. Detrás de estas puertas se celebró en 1991 el cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba, uno de los momentos más difíciles y complejos de la Revolución, cuando se derrumbó la Unión Soviética, en que Cuba se quedó prácticamente sola, y se convirtió en una especie de Baraguá universal. Ese congreso lo denominó Fidel un congreso en armas, por las condiciones tan complejas en que se estaba desarrollando. Fue en ese momento que se tomaron decisiones que ampliaron la democracia cubana, la pertenencia al Partido, admitiendo a personas que profesaban cualquier fe religiosa. O sea en medio de la mayor dificultad, del mayor peligro, la Revolución profundiza su democracia, su debate, y fortalece la unidad a partir de una amplia diversidad de intereses, de debates, de posiciones que se ventilan en un debate abierto entre los revolucionarios.

P:
Profesor, desde la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, miles de personas nos reunimos para darle el último adiós a Fidel, incluidos varios líderes de América Latina y el mundo. ¿Cuánto hizo Fidel por la unidad de nuestros pueblos?

FJ: Consecuentes con una visión latinoamericanista que nos viene de Bolívar, de Martí, Fidel entendió desde la propia insurrección que la Revolución Cubana no podía quedarse solo enclaustrada en nuestras fronteras nacionales. No ha habido en los 60 años de la Revolución Cubana, una causa justa, una lucha por la liberación en los pueblos de América Latina y el mundo que no haya contado con el concurso militante y solidario de la Revolución Cubana.

Entender el proceso de construcción de la unidad de los revolucionarios cubanos como un proceso complejo, contradictorio, lleno de obstáculos, de dificultades, nos ayuda a valorarla mejor y a entenderla como un legado político de la genialidad de Fidel. Defender esa unidad es defender el legado de Fidel. 

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